"Nunca me gustó que mi hijo fuese militar, pero él era feliz", ha asegurado en una entrevista en el diario SUR Margarita Toledo, la madre de Francisco Javier Soria Toledo, el cabo malagueño alistado en el Regimiento de infantería Mecanizada Córdoba 10, de la Brigada Guzmán el Bueno destacada en Cerro Muriano, que falleció ayer durante un bombardeo del Ejército israelí. Margarita relata en el rotativo malagueño la tensión del momento en el que conoció la muerte de su hijo: Según la madre del soldado fallecido, su marido Francisco Soria estaba viendo la tele en el piso de El Consul en el que reside la familia. En ese momento, entró en su casa el padre de Laura, su nuera, gritando: "¡Algo ha pasado, algo ha pasado! Mi hija ha recibido una llamada y se ha desmayado". Según cuenta a SUR Margarita Toledo, en ese instante su esposo apartó la mirada de la tele y dijo: "Nuestro hijo Javi ha muerto".

Siempre según esa descripción de los hechos, fue la propia madre del cabo la que avisó a otra hija, Esther (Francisco Javier era el segundo de tres hermanos), residente en el mismo barrio. Cuando llegaron a casa de Laura, "se la habían llevado directamente al hospital en ambulancia". El matrimonio compuesto por Francisco Javier Soria y Laura esperaba el nacimiento de una niña muy buscada por la pareja. Mañana salía de cuentas. Según informa SUR, el bebé no corre peligro.

Por su lado, Esther, la hermana del soldado, contó a SUR que "recibí una llamada de un conocido. Decía que en los periódicos había salido que el fallecido era Francisco Javier Soria Toledo. Mi hermano. No quise decirles nada a mis padres al entrar en el hospital por si se habían equivocado en la noticia y no era cierto. Todavía me parece que esto no nos está pasando a nosotros". Su madre, no obstante, no lo supo hasta que su consuegro le dijo que iban a ser visitados por unos psicólogos de Córdoba. Según el periódico malagueño, nadie la llamó para darle la noticia. Margarita cuenta en la entrevista que "tuve que llamar a una vecina que tiene hijos militares para que me lo confirmase porque mi nuera estaba sedada. No hay derecho. Entiendo perfectamente que avisen primero a su mujer, pero hay que informar también a los padres y hermanos. Ella -por su nuera- está primero, pero a ése lo parí yo. Era bueno porque lo eduqué yo, era cariñoso porque lo eduqué yo. Algún mérito tendré. Y todavía no me ha llamado nadie". En este sentido, siempre según la información de SUR, la hermana del cabo insiste en la "rabia y la impotencia" que supuso para la familia enterarse antes casi por los medios de comunicación.

La familia de Francisco Javier recuerda que fue un "niño aplicado y deportista". Nació en Málaga. Estudió la EGB en el colegio Las Mercedes y acabó el bachillerato en el instituto de Puerto de la Torre. Hasta que la familia se mudó al Cónsul, creció en la calle Cristo. Se planteó estudiar fisioterapia para tratar a su hermana pequeña, Miriam Abigail, que, según SUR, nació con una parálisis cerebral. La muerte de Miriam, hace cinco años, fue un mazazo para la familia.

Francisco Javier ingresó en el Ejército con 26 años y desde entonces pertenecía a la Brigada ‘Guzmán el Bueno’ X, en la base de Cerro Muriano. Como le gustaba mucho la informática, intentó estudiar telecomunicaciones dentro del ámbito militar. "Yo no quería saber nada de eso. Me daba miedo. Nunca me gustó que fuese militar, pero él era feliz", contó Margarita.