Con una entereza encomiable, Patricia Ramírez, la madre del pequeño Gabriel, trató de frenar ayer la rabia y ansias de venganza desatadas en las redes sociales contra la presunta asesina del niño de 8 años, mostrando su deseo de que de todo lo ocurrido solo quede el poso de la bondad y las buenas acciones de quienes se volcaron en la búsqueda de su hijo. «En honor al pescaíto -apelativo cariñoso de su hijo-que nadie hable de esta mujer más, que no aparezca en ningún sitio y que nadie retuitee cosas de rabia, porque ese no era mi hijo y esa no soy yo», señaló en una entrevista en Onda Cero y posteriormente en un audio remitido a los medios de comunicación.

Un día después de conocer el trágico desenlace del pequeño, y cuando las redes sociales ardían contra Ana Julia Quezada, compañera de su exmarido y única detenida por la muerte del niño, la madre tiró de la templanza y el positivismo mostrado estos días. «Que pague lo que tenga que pagar, pero que lo que quede de este caso sea la fe y las buenas acciones que han salido por todos lados y han sacado lo más bonito de la gente. No puede quedar todo en la cara de esta mujer y en palabras de rabia», insistió, haciendo un llamamiento a que «no salga de ella ninguna foto» porque «no se merece que se le dé cobertura, ni se lo merece Gabriel». «Quiero que esto termine con el corazón de la gente calentito, y no con la rabia que esta señora nos ha sembrado», zanjó, y pidió que quienes quieran darle su apoyo coloquen en las ventanas una vez más «un pescaíto con una palabra bonita» en recuerdo del niño.

La madre de Gabriel sí concedió que conocía las sospechas sobre Quezada, pero «no se podía decir nada porque era parte de la investigación». Y atribuyó justo a ese conocimiento sus palabras en cada comparecencia pública. «Tenía la esperanza de poder ablandarla y de que se viniera abajo con todo el amor que estábamos generando. De que en algún momento lo soltara. Explicó que su exmarido, Ángel Cruz, está sufriendo mucho tras conocer la detención de su pareja como supuesta autora del crimen. «Está destrozado, pero es muy difícil hacer la digestión de la pérdida de un hijo sabiendo que lo ha matado la persona a la que querías y que jamás podías haber imaginado que fuera ella», señaló. «Pido respeto para él», añadió. Y trató de alejar cualquier sombra de colaboración con la detenida. «Él es una persona maravillosa, que nadie dude de él. Yo voy a estar a su lado porque tenemos que superar esto juntos», concluyó.