En la pugna contra el bipartidismo, existen varios niveles de lucha. En Andalucía, junto al PSOE y al PP, figura IU, seguida a continuación por el PA, UPyD y Equo, que a pesar de su reciente nacimiento, ya se ha hecho un hueco mediático. Más atrás en la escala de visibilidad se encuentra un gran abanico de partidos hasta ahora "muy minoritarios", cuyas campañas electorales apenas tienen eco, ya que además de contar con muy pocos recursos, tampoco tienen una marca sólida como partido ni les ha dado tiempo a contar con una trayectoria que les haga destacar sobre el resto. En ese nivel se encuentran formaciones como el partido Sain (Solidaridad y Autogestión Internacionalista), empeñado en "poner a los empobrecidos en el centro de la vida política" y en reivindicar "trabajo digno y salario justo para todos los trabajadores". En la misma línea, PUM+J (Por un Mundo Más Justo), con Francisco Jordano como candidato, aboga por "eliminar las situaciones de exclusión e implantar un modelo de sociedad que conciba la economía como un medio para el desarrollo humano y no al revés". Las siglas de estos partidos dejan claras sus aspiraciones. Tal es el caso del Partido Animalista, que defiende "un desarrollo económico más justo con las personas y los animales", de Escaños en Blanco, que apuesta porque el voto en blanco compute como escaño en blanco o de la coalición Hartos.org, que aboga por una legislación que garantice la alternancia en el poder. Aunque cada partido tiene su propio programa, que se puede consultar en internet, casi todos coinciden en un punto, "reivindicar el cambio de la ley electoral" para romper el bipartidismo. Una cuestión que, desde el movimiento 15-M, empieza a ser cada vez más un clamor popular.