Los propietarios de los patios que abrirán hoy al público tienen una característica en común: un cariño y una dedicación a las macetas que en todos los casos les ha llevado meses y años. Estos cuidadores daban ayer los últimos retoques a sus pequeños rincones de Córdoba realizando cambios en la ubicación de sus plantas, preparando carteles para los visitantes y disponiéndose a recibirlos con música, vino e información sobre esta tradición.

En todos los casos destaca el compromiso con el mantenimiento de estas antiguas casas de vecinos y la satisfacción que supone "una recompensa tan bonita" cuando llega el público. De este modo, Gabriel Castillo, propietario de San Juan de Palomares, 8, afirma que "a la gente le gusta mucho. Los mayores siempre van al pozo y los nenes de los colegios a la fuente, a ver los peces". Gabriel, que cuida de este patio con Julia Cordero, asegura que "una persona sola no puede atenderlo todo", porque trabajan durante todo el año y dan "el achuchón" en los últimos meses. Este año, además, el duro invierno ha castigado más a las plantas y ha sido más difícil cuidarlas. Cuando llegan los visitantes, Gabriel señala que les gusta recibirlos con música flamenca y "cosas bonitas de Córdoba".

Por su parte, Virginia Molina, propietaria de Vesubio, 6, asevera que "he pintado unos 200 tiestos" y explica que la colocación de sus múltiples macetas "es como si hicieras fotos, porque miras los encuadres y las vas moviendo". Esta cuidadora apunta que "todo el mundo dice que es trabajo de monos, pero resulta relajante, aunque cansa".

Rafael Estévez, que arregla Trueque, 4, destaca que ha trabajado en este patio desde el año 1972 y en las cinco últimas ediciones del concurso ha ganado distintos premios. Esta casa emblemática está fuera del certamen, porque ha recibido ayuda pública y no vive nadie en ella, pero Rafael comenta que lo abrirá para que pueda ser visitado. Los fines de semana "se forman largas colas y no se puede entrar a la calleja", comenta el cuidador orgulloso.