Tras la ponencia, Teresa Rodríguez contestó a las preguntas de los asistentes, resumidas por el director de Diario CÓRDOBA, Francisco Luis Córdoba.

-Empiezo por las preguntas malas para que vea que hay un público heterogéneo. Una pregunta dice que hemos oído muchas críticas en su discurso pero pocas propuestas y otra interroga: ¿Hasta cuándo van a estar vendiendo de humo?

--Empezaré por la segunda. Hemos puesto sobre la mesa en el tiempo en que llevamos en el Parlamento andaluz 22 leyes, tres de ellas guardan relación con la regeneración democrática, la ley de cuentas claras y abiertas y la ley de procedimientos de emergencia ciudadana; y dos reformas del reglamento, una para que se tengan que justificar las dietas de los diputados y otra para que los senadores de designación autonómica tengan que rendir cuenta ante el Parlamento. Además, hemos presentado la ley relacionada con la emergencia habitacional y la pobreza energética y la de titulizaciones; la ley que establece el nivel mínimo de inversión en los presupuestos para educación y sanidad; la ley de bioclimatización de los centros educativos, entre otras. Además hemos conseguido aprobar con otros grupos la ley contra la Lgtbifobia, la de senderos y la de memoria democrática. Presentamos 25 resoluciones en el último debate de la comunidad y hemos sido el grupo que más iniciativas ha presentado en la Cámara. Sobre lo de vender humo, diré que el cambio es difícil, no voy a ser de las que diga que tenemos una varita mágica y que cuando gobernemos los problemas desaparecerán en dos días. No solo hay que tener un programa de cambio solvente, sino que hay que tener la correlación de fuerzas suficiente. No tenemos la solución de los problemas a corto plazo, pero ponemos a disposición una voluntad contundente de cambiar la realidad. Eso es lo único que podemos vender: un proyecto de sociedad alternativo al que nos lleva el que tres personas tengan lo mismo que 14 millones.

-¿Cree que en un hipotético triunfo electoral de Podemos contarían con personas suficientes y suficientemente preparadas para gobernar Andalucía?

--Antes dije que no íbamos a tener personas suficientes para colocar a dedo a personas en todas las instituciones públicas. No las necesitamos porque creo que esos cargos hay que suprimirlos. Entre los técnicos hay profesionales con méritos suficientes para dirigir esos centros. Creo que los procesos de cambio se producen de forma colectiva. No somos un grupo de iluminados que van a cambiar la realidad. Un proceso para el cambio es un proceso consciente de una mayoría social que sabe cuáles son sus objetivos. Si somos capaces de hacerlo, no será solo porque tengamos la mayoría electoral, sino porque haya una organización y un empoderamiento de la gente suficiente para autogobernarse.

-Hay un paquete de preguntas relacionadas con el tema económico: propuestas concretas para los autónomos y los empresarios, medidas para la viabilidad de las pymes o qué ofrece Podemos para que los empresarios se queden en Andalucía.

-La recuperación en clave de creación de empleo con derechos pasa por inversiones públicas importantes y estratégicas como la apuesta por el ferrocarril o las renovables. Sobre las ayudas a los autónomos, lo único que le hemos pedido a la Junta este año es que pague las ayudas comprometidas. El desarrollo de Andalucía pasa por un modelo que apueste por la innovación, por ser competitivos por la vía de la productividad y por la economía social. Todo lo contrario que está pasando en algunos casos como el turismo. Y para hacer inversiones masivas habría que hacer una reforma fiscal. Hemos perdido capacidad de recaudación y por tanto de inversión productiva.

-Varias preguntas sobre Cataluña: ¿Cree que todos los territorios tienen derecho a la autodeterminación ¿Se romperá España? ¿Apoyaría un movimiento por la independencia de Andalucía? ¿Qué le parece la huida de Ana Gabriel al territorio ‘anticapitalista’ de Suiza?

--A Ana Gabriel se la iba a criticar si se iba a Venezuela o si se iba a Suiza, pero dicho esto, nuestra aspiración es conseguir una España de la que nadie se quiera ir. A veces la supervivencia del proyecto político pasa porque cedan las dos partes. O aspiramos a un proceso en el que todos nos sintamos cómodos o al final una cosa tan dura se rompe. Tenemos que ser un junco, porque las cosas tan duras, cuando pase la fiebre rojigualda, a lo mejor se nos rompen. La supervivencia del proyecto común pasa por el diálogo y el consentimiento. No tener en cuenta estas cuestiones pone en riesgo ese proyecto a medio y largo plazo. No podemos obligar a los catalanes a que pasen por la piedra de no poder poner sus aspiraciones históricas sobre la mesa. Cuando se pase la fiebre, nos vamos a dar cuenta de quiénes han puesto los elementos para romper este país. Y, por otra parte, lo de romper España tiene muchas lecturas, hay una que guarda relación con los sentimientos nacionales, y hay otra que tiene que ver con las cosas de comer. Han roto este país quienes han hecho que la desigualdad crezca mil veces más que la media europea. ¿Eso no es romper el país? Hay que ser también patriota de las cosas de comer.

-Traduzco entonces que en opinión de Podemos todos los territorios del Estado tienen derecho a la autodeterminación.

--Creo que en Andalucía no hay ninguna aspiración de autodeterminación. Me parece que en el resto de territorios tampoco es así, pero que en Cataluña se veía venir. Quizá si hubiéramos sido capaces de desarrollar lo que se apuntaba en la Constitución, que era un modelo más federal, no hubiéramos llegado a esta situación, donde el independentismo parecía la única cosa que poner encima de la mesa. Es una falacia pensar que hablar de un modelo más descentralizado es estar planteando que cada territorio va a hacer un referéndum pasado mañana. Eso no es real ni histórica ni política ni sociológicamente.

-Si confluyen con otras fuerzas, estaría de acuerdo con un proceso de primarias abiertas.

--No sé ni siquiera si voy a ser candidata a las primarias. Eso será el final del proceso, ahora toca hablar del qué (programa, estrategia, ideas), luego del cómo y por último del quiénes.

-En cumplimiento de la ley de Memoria Histórica en Córdoba se ha cambiado el nombre de 15 calles, entre ellas la dedicada a José María Pemán, sin embargo en Cádiz se mantiene, ¿por qué?

--El teatro José María Pemán está cerrado desde hace más de 10 años, pero no estaremos en una democracia sana si no somos capaces de resolver este asunto. El otro día estuvimos en la desbandá. Todo el mundo recuerda el bombardeo de Guernica, con cientos de muertos, pero nadie recuerda que hubo miles de personas asesinadas en el camino de huida de Málaga a Almería. Rajoy no recordaba que un tipo al que habían quitado una calle de su ciudad era uno de los militares de esa operación. Durante décadas han intentado que olvidemos, y creo que una democracia sana tiene que aspirar a no olvidar las injusticias para no repetirlas. Sobre la figura de Pemán podemos tener visiones diversas, pero fue fundamental su papel en la represión de los docentes en el franquismo, y tuvo responsabilidades políticas para señalar con el dedo a los maestros republicanos. Eso es una realidad, más allá de que haya sido autor de grandes obras. Una democracia sana tiene que rendir cuentas con su pasado.

-Entiendo que el hecho de que esté cerrado el teatro justifica que aún lleve ese nombre.

--Cuando se reabra el teatro se hará el debate sobre su nombre, pero desde mi punto de vista no debería llamarse Pemán, y lo digo además sin haberlo consensuado ni siquiera con el señor alcalde.

-Ha abandonado Podemos la idea de la renta básica universal.

--No, pero lo que nos han puesto encima de la mesa ha sido una renta mínima de inversión, que ni siquiera satisface las necesidades del 10% de las familias que la necesitarían. Entendemos que es necesaria la reforma fiscal y estamos inmersos en el debate sobre si es mejor una renta universal, mínima o el trabajo garantizado.

-¿Qué cree que está haciendo tan mal la izquierda para que en una situación de crisis y precariedad no consiga detener el crecimiento de la derecha?

-Sobre la situación de la izquierda, me acuerdo en la que estábamos hace 8 años y hace 4. Recuerdo, cuando había una mayoría absoluta del PP, que un viernes aprobaba una reforma laboral y al siguiente, una ley mordaza. Ahora tenemos una situación de inestabilidad pero llevamos unos cuantos años sin recortes. Estoy convencida de que si hubiera estabilidad política por arriba traería como consecuencia la vuelta a la inestabilidad social de los de abajo. El hecho de que hoy existan fuerzas políticas con mayoría suficiente para gobernar si quisieran, y creo que hay que seguir trabajando en ese sentido: plantear una alternativa al gobierno de Rajoy y a corto plazo poder presentar una moción de censura con el PSOE porque nuestro miedo es que la siguiente generación se acostumbre a vivir sin derechos. Algunas cosas han cambiado a mejor, no estamos peor que hace 8 años en la correlación de fuerzas de izquierda y derecha. Además, ahora el PP tiene un competidor y eso es saludable. Están apuntando con el dedo para cargarse el sistema público de pensiones y, antes de que eso ocurra tenemos que ponernos de acuerdo y plantear una alternativa de gobierno.

-¿Cómo construimos una realidad para acabar con el techo de cristal? ¿Qué propone Podemos, además de poner en duda la gramática española con los portavoces y las portavozas?

--Lo más relevante del último año ha sido la revolución de las mujeres. Entre otras cosas tiene que ver con que la crisis y los recortes nos han afectado aún más. El lenguaje no me parece tampoco un asunto menor, porque es una cosmovisión del mundo. Aprendemos el mundo porque lo nombramos, no es una cuestión estética. La huelga del 8M va a ser un enorme éxito, va a ser una de las vías de nueva removilización social en este país, estoy muy orgullosa de mis compañeras feministas y puede representar la salida del ciclo ultrareaccionario en el que estamos. Tengo muchas esperanzas puestas en esa fecha.

--En qué tiempo y modo conjugaría el verbo poder. En un futuro perfecto: podemos; en un condicional: podríamos si; en un pretérito pluscuamperfecto: si hubiésemos o hubiéramos podido; en un subjuntivo, quizá podamos...

--A mí me gusta el presente continuo, como la revolución permanente, vamos pudiendo. Tenemos que construir día a día una alternativa. Podemos hacer cosas pero sobre todo no lloriquear sobre los logros conseguidos en los últimos años, porque una de las batallas que nos quieren dar es la del desánimo. Se construye el desánimo por parte de aquellos que no querían cambio. ¿Qué esperábamos? ¿Que nos dejarían cambiar la correlación de fuerzas de las minorías oligárquicas teniendo en su mano el poder mediático, económico y las redes clientelares? ¿Nos iban a dejar? Pues no, por eso, vamos pudiendo con la posibilidad de plantear una alternativa y la capacidad de organizar a la gente.