El paso de las horas juega en contra y crece el pesimismo. Nada nuevo se sabe del paradero de los hermanos Ruth y José Bretón Ruiz, de seis y dos años de edad, que el sábado desaparecieron en el Parque Cruz Conde cuando estaban junto a su padre, según denunció este. Nada se sabe al menos de forma oficial. El mutismo absoluto en el que entró la Policía Nacional en Córdoba dio paso a informaciones llegadas fundamentalmente desde Madrid que en nada son halagüeñas. En esa vorágine de noticias ni confirmadas ni desmentidas, a últimas horas del día se llegó a descartar que los pequeños pudieran estar vivos, se aseguró que se había encontrado una navaja con restos de ADN del padre y de los niños, y se apuntó que se habían encontrado restos biológicos y señales de violencia en una parcela de los abuelos paternos en el polígono de Las Quemadas Altas en la que se realizó un exhaustivo registro con un despliegue de medios policiales. A la investigación se sumó, además, el comisario jefe de la Policía Judicial de Sevilla, Manuel Piedrabuena, que participó en la investigación del caso Marta del Castillo.

Durante todo el día la investigación se centró en el entorno del padre y, más en concreto, en la parcela de Las Quemadas Altas. Agentes de la Policía Científica buscaron durante más de diez horas todo tipo de pruebas apoyados por unidades de subsuelo, que inspeccionaron el alcantarillado, y caninas, que rastrearon la zona, todo ello en presencia del padre, que acudió de forma voluntaria tras ser avisado por la Policía.

Las pesquisas se centraron en torno a él básicamente por tres circunstancias, según las fuentes consultadas: una, porque el sábado se encontraron en su coche, un Opel Zafira, un arma blanca en el maletero y cinta de carrocero y una cuerda debajo del asiento del conductor; dos, porque ya ese mismo día se descubrieron en la parcela propiedad de sus padres restos de una hoguera en la que, al parecer, podría haber quemado ropa, y tres, porque en su relato sobre la jornada del sábado existe un lapsus o incoherencias en un plazo que iría desde las doce del mediodía a la hora en la que dio el aviso de la desaparición, incluyéndose entre ellas el testimonio de un testigo que afirmó haberlo visto solo, sin la compañía de sus hijos, dejando el coche aparcado a escasos metros del Parque Cruz Conde.

Todo ello llevó ayer a suspender las labores de búsqueda en el río que se iniciaron el sábado casi de forma testimonial y a volcarse en el entorno del padre. Ya por la noche algunas fuentes apuntaron a que se habían encontrado restos biológicos y señales de violencia en la parcela, y que en un arma blanca se halló ADN del padre y de los niños. También apuntaron la existencia de restos óseos en lo que había sido una hoguera. Entre otras hipótesis -la Policía insiste en que no descarta ninguna- se baraja que los niños no llegaran a Córdoba en su traslado desde Huelva el pasado viernes junto al padre. Mientras el caso se disparaba en Las Quemadas Altas, en la Comisaría Campo Madre de Dios, donde se tomó declaración a algunos familiares, esperaba la madre de los pequeños. El alu-vión de medios de comunicación nacionales a las puertas los mantuvo sin salir todo el día de las instalaciones y, a diferencia del día anterior, prefirieron no hacer declaraciones. La madre fue tratada con calmantes en un centro de salud y la familia recibió apoyo psicológico. También los visitó la presidenta de la Plataforma Cordobesa Contra la Violencia a la Mujer, Carmen León, quien señaló que la mujer estaba “destrozada”. Hasta allí llegó igualmente a media mañana el comisario jefe de la Policía Judicial de Sevilla, Manuel Piedrabuena, que participó en la investigación del caso Marta del Castillo, para “apoyar a los com-pañeros de Córdoba”. El caso ha causado un revuelo mediático desde que Diario CÓRDOBA adelantara el domingo en exclusiva la noticia de la inquietante desaparición. Esa jornada se supo que los progenitores de los niños estaban en proceso de separación; que la madre vivía en Huelva, de donde es natural, y el padre, cordobés de nacimiento, había viajado a Córdoba con los niños. También que la mujer interpuso esa misma madrugada una denuncia por mal-trato psíquico contra su marido y que este, supuestamente, había amenazado a la mujer con que no vería a los niños si no volvía con él.