Ver luz al final del túnel no es fácil cuando todo se pone en contra", asegura J.A., una madre de dos hijos que lleva cinco años en tratamiento psicológico. Todo empezó cuando la crisis entró en su casa, dejando a su marido y a ella en el paro. "Pasamos de vivir bien a desesperarnos porque el paro se acababa y no salía nada", explica, "me pasaba las noches en vela y perdí diez kilos hasta que decidí ir al médico y pedir ayuda". Han tenido que alquilar su piso para pagar la hipoteca y viven a caballo entre la casa de los padres de él y de ella. A día de hoy, ninguno de los dos ha conseguido empleo aunque ahora J.A. intenta mirar a la vida de otra manera. "Vivo al día, sin pensar en el futuro, tenemos la suerte de tener familias que nos están ayudando", comenta, "y aunque tengo días negros, intento no pensar demasiado".

Carmen Prada, jefa de Salud Mental del hospital Reina Sofía, asegura que el número de personas que acuden al médico para pedir ayuda ante el sufrimiento y el malestar derivado por su grave situación económica o social no deja de crecer. En torno al 60% de consultas atendidas en Salud Mental (alrededor de 13.000 al mes) son cuadros depresivos, pero solo son la punta del iceberg, ya que hasta ellos solo llegan los casos más graves, la mayoría no pasa del médico de cabecera. "La desesperación con la que se vive la falta de recursos lleva a pedir ayuda y aunque la crisis está elevando el riesgo de la población a sufrir patologías como cuadros psicóticos, por el estrés sobreañadido que supone, todo no es enfermedad" aclara. Según la doctora Prada, uno de los efectos de una crisis tan prolongada en el tiempo es que "está debilitando la estructura familiar, que en un primer momento garantizaba cierta estabilidad, también emocional, pero después de varios años esa estructura está muy machacada".

Para esta experta, acudir al médico ante los primeros síntomas es muy importante. "Si el origen de la depresión es una causa externa como la pérdida del trabajo, salvo que haya otras patologías añadidas, la acción terapéutica consiste en dotar a la persona de herramientas con las que afrontar la situación y combatir ese sentimiento de desesperanza y de estar ante un problema irresoluble". Porque uno de los efectos más habituales en cuadros depresivos es "el aislamiento y la inactividad", algo que normalmente "solo contribuye a empeorar la situación". Según la doctora Prada, "la pérdida del empleo y la falta de recursos actúa como una puñalada en la autoestima de la persona, despojándola de los elementos con los que hasta ese momento ha demostrado su capacidad y su valor". Por eso, reforzar la autoestima es una de las prioridades de la psicoterapia.

Aunque los porcentajes están cambiando, según la responsable de Salud Mental, y cada vez hay más hombres que piden ayuda por síntomas de depresión, las mujeres siguen siendo mayoría. No obstante, "entre las mujeres, hay un porcentaje muy elevado de cuadros leves, ya que ellas piden ayuda antes", afirma Prada, que recomienda no abusar de los ansiolíticos y antidepresivos. "Si uno está nervioso y no puede dormir, puede tomar una infusión de valeriana, pero los somníferos o los ansiolíticos, que son perfectos si se usan bien, pueden ser perjudiciales si su uso se banaliza, por eso en estos casos, hay que tomarlos en dosis muy controladas, durante el periodo indicado y siempre bajo prescripción médica".