Teresa Rodríguez no evitó hablar de la confluencia de Podemos con otras formaciones, como IU, de cara a las próximas elecciones, si bien no fue muy explícita (no especificó, por ejemplo, si estaría de acuerdo con que se elijan los candidatos con primarias abiertas) y se limitó a la metáfora. La confluencia con IU, dijo, «no puede ser una pareja monógama» y debe abrir la puerta a quien sume, incluidos los que vengan del socialismo andaluz. «Ni yo sé si seré la candidata», añadió, después de reconocer que en cualquier caso el trabajo para el acercamiento de estas formaciones ya se ha iniciado. Hasta ahí de confluencia. A partir de ahí, del PSOE, al que le dio una de cal y ciento y pico de arena. La de cal porque se mostró a favor de seguir trabajando con esta formación de cara a plantear una moción de censura que saque a Rajoy de la Moncloa (también le reconoció su papel de impulso de la educación y la sanidad públicas); y el resto, las de arena, porque a los socialistas les llamó de todo menos bonitos. Con especial dureza habló de los que llamó «militantes probeta», criados «en las sedes» socialistas, vinculados «al susanismo», y que no han batallado ni en un sindicato ni en el mercado laboral antes de entrar en el partido. Frente a esa estructura, Rodríguez situó a Podemos, una formación que «no quiere sobrevivir 140 años» ni «reproducir un aparato burocrático como el del PSOE», dijo.