Jesús Bazuelo, de 27 años edad, lleva desde los 20 trabajando en el campo. Comenzó solo en la recolección de aceituna, un sueldo que suponía una gran ayuda económica para una persona joven que vive con sus padres. Tras decidir que su vida laboral se iba a desarrollar en el campo, aprendió a talar, a sulfatar e hizo cursos de fitosanitarios y otras labores. De esta manera ha conseguido trabajar durante todo el año. «Mi futuro es tener mi propio terreno y trabajarlo», dice. Ahora, en la campaña trabaja junto a seis personas, pero él es el único de Baena. El resto son extranjeros, «una cuadrilla que cambia todos los años». Esos jornaleros van de paso, tras terminar aquí se van a Huelva a la fresa. Incluso, algunos llegan hasta Francia a recoger la uva. El resto del año trabaja en el campo, aunque eso no implica que tenga un sueldo fijo, sino que cobra el salario en función de los días trabajados. Explica que esta época supone un alivio porque tiene más días de trabajo asegurado de lunes a sábado. Pero, a pesar de eso, asegura que si no viviese con sus padres no podría independizarse porque el sueldo es insuficiente todavía. A pesar de su juventud, habla de que hace muchos años no estaba tan mecanizado el campo y era necesaria más mano de obra para la recolección. «Ahora, con tanta maquinaria, se ha reducido mucho el número de jornales», afirma. Este recorte tiene como consecuencia un menor ingreso económico, de manera especial, para los jornaleros que solo trabajan en la recolección de aceituna.