Comenzó la Feria de Mayo por la mañana con dos eventos que la dotan de personalidad y la hacen diferente de cualquier feria de España: la misa en honor a la Virgen de la Salud y la exhibición de carruajes de tradición.

La eucaristía, organizada todos los años por la Asociación de Damas y Caballeros de la Virgen de la Salud, tuvo lugar en la ermita de esta advocación mariana, oficiada por el canónigo Fernando Cruz Conde. Lleno el recinto, con algunas mujeres vestidas de faralaes, la misa estuvo acompañada por cante flamenco. Al finalizar, el estandarte de la Virgen de la Salud se subió a un gran faetón tirado por un tronco de mulas, de Manuel Guerrero, partiendo hacia el recinto ferial. Una manera de reivindicar el origen y el porqué de esta feria. Precisamente, al padre de Guerrero, Agustín Guerrero, un gran aficionado al enganche, el Club de Enganches de Córdoba lo nombra hoy socio de honor por el apoyo a esta disciplina, durante un almuerzo que se celebrará en el bar Playa.

Y en los jardines del Alcázar, la sexta exhibición de carruajes de tradición, organizada por el Club de Carruajes de Tradición, dotó de elegancia, belleza y colorido la mañana de feria, en la que 24 coches de caballos mostraron la riqueza del enganche, destacando carruajes del siglo XIX, como la brizca del Centro Militar de Cría Caballar de Écija y el landó de Yeguada Cárdenas, con la presencia de la propietaria directora, la condesa de Prado Castellano.

Tras la exhibición, los carruajes partieron, tras la comitiva de la Virgen, hacia El Arenal, inaugurando de esta manera tan singular el Paseo de Caballos, realizando un recorrido completo por el mismo y finalizar en la caseta La Muserola, donde los participantes recogieron los trofeos.

Una feria que entre alegría, música y baile está reencontrándose con sus orígenes, la devoción a la Virgen de la Salud y el caballo.