La coordinadora provincial del Instituto Andaluz de la Mujer, Ana Díaz, afirma que el término correcto para hablar de las mujeres que ejercen la prostitución es el de «mujeres prostituidas, porque ahí se contempla que puede haber violencia de género contra estas personas o hay alguna necesidad detrás de esta actividad».

En línea con esto, recuerda que tanto la prostitución como la trata ya se contemplan como formas de esta violencia en la reforma de la ley autonómica sobre esta materia. En cuanto al trabajo que se realiza desde la Junta de Andalucía, Ana Díaz explica que en el IAM se actúa mediante subvenciones a entidades sin ánimo de lucro que atienden a mujeres en riesgo de exclusión social. En el pasado 2016, se destinaron 16.000 euros a proyectos de tres colectivos que trabajan con mujeres prostitutas y víctimas de trata, que han beneficiado, aproximadamente, a 368 personas.

La coordinadora provincial sostiene que esta actividad «es una preocupación primordial» y destaca el objetivo de asistir a las mujeres y sacarlas de esta situación, aunque también cree que «hay que hacer hincapié en la concienciación social para no ver normalizado el uso comercial del cuerpo de la mujer».

De este modo, subraya que «estamos hablando de cuerpos que se están vendiendo», y apunta que «el problema es grande por la vida de estas mujeres y por la conciencia social», que no advierte esto. A su juicio, «en el momento que se estigmatice al cliente y a la persona que prostituye, empezaremos a coger el problema de raíz», porque «la sociedad lo único que ha hecho hasta ahora es castigar a las mujeres prostituidas», pero «tenemos que condenar a los hombres que reclaman esa prostitución, son los que crean la demanda».