La huelga convocada por los trabajadores de Renfe y Adif, que apoyados por Comisiones Obreras, CGT y el Sindicato Ferroviario demandan un aumento de plantilla y la paralización de la reubicación de trabajadores, lastra, aunque no de manera determinante, el primer día de la operación salida en Córdoba, con un total de 16 trenes anulados más el corte de los cercanías con dirección a Rabanales.

Las 46 horas que durarán los paros organizados (que se extenderán hasta las 23.00 del día de hoy) han tenido hasta el momento una incidencia relativamente baja, debido a los servicios mínimos decretados por el Ministerio de Fomento, de un 77% en los servicios de Alta Velocidad y larga distancia, un 65% en los trayectos de regionales de media distancia, y de entre un 75 y un 50% para los cercanías; unos mínimos que el delegado de CCOO para los servicios ferroviarios en Córdoba, Rafael Gómez, calificó de "abusivos".

El seguimiento de la huelga sufrió el habitual baile de cifras entre empresa y convocantes, siendo además desigual entre Adif y Renfe. Frente al 4,29% que Renfe asignaba a nivel nacional (no facilitó a lo largo del día de ayer un desglose a nivel de provincia), con 348 de sus 9.000 trabajadores secundando la convocatoria, CCOO coloca el listón en un 70% en Córdoba.

Adif, que denuncia la política de "movilidad forzosa" que afecta a 415 trabajadores en toda España, afirmó que un total de 30 trabajadores de la plantilla de 211 del turno de mañana (un 14,22%) no acudió a trabajar, plantilla que mayoritariamente se encontraba destinada a servicios de mantenimiento.

En la estación de Córdoba los servicios de información, con solo dos trabajadores, se encontraban desbordados ante la cantidad de viajeros que no tenían noticia alguna de la huelga, caso que se repitió en taquilla, no inscrita entre los mínimos planteados por Fomento, que contó con un único trabajador en su puesto. Igualmente, el teléfono de atención al cliente (902.320.320) estuvo saturado todo el día.

Los afectados fueron reubicados sin coste alguno en los trenes inmediatamente posteriores con el mismo destino y condiciones que en el billete original, con una media de retrasos entre uno y otro que rondó una hora. A los casos que no quisieron o no pudieron acogerse a la alternativa propuesta se les reintegró el precio total del billete. Pese a que la huelga coincidía con la operación salida, debido al alto porcentaje de servicios mínimos y su escasa duración, no se llegó a acordar alternativas a través de autobuses.