Una de las novedades de las últimas elecciones municipales ha sido la de las impugnaciones al escrutinio oficial de los votos. Varios partidos políticos pidieron el pasado miércoles la revisión del voto nulo y del resultado de varias mesas electorales, y finalmente el PP, IU y Ciudadanos han decidido seguir adelante y presentar reclamaciones ante la Junta Electoral de Zona al cómputo de los votos nulos y de algunas actas. La revisión de los sufragios podría arrojar, a juicio de los que han pedido que se lleve a cabo, un resultado distinto que, a lo mejor, movería el último concejal surgido de la Ley D'Hont, que ha sido el séptimo edil del PSOE, hacia otra formación. Ciudadanos es el que está más cerca de ese escaño (303 votos de diferencia respecto del PSOE), pero la cuenta de votos realizada, que ha arrojado pequeñas variaciones sobre el resultado provisional de la noche electoral, no varía la distribución de fuerzas para la próxima Corporación: el PP obtiene 11 concejales, siete el PSOE, cuatro Ganemos, cuatro Izquierda Unida, dos Ciudadanos y uno Unión Cordobesa.

Finalmente el PP y Ciudadanos siguen intentando comprobar si una revisión más detallada del voto nulo puede proporcionarles el concejal número 12 o el tercero, respectivamente, que arrebataría la mayoría absoluta a la suma de los tres partidos de izquierdas, dejándole a los populares la posibilidad de llegar a acuerdos con Ciudadanos y gobernar como la lista más votada. Lo único extraño de todo esto es que entonces el voto decisivo lo tendría Rafael Gómez, que podría decantar la balanza hacia el candidato del PP o hacia la candidata socialista. En otras palabras: Gómez sería la llave para formar gobierno.

Cambie o no el resultado, que seria muy extraño tras la exhaustiva revisión realizada el pasado miércoles, lo cierto es que el recurso ante la Junta Electoral de Zona, si va seguido de otro a la Junta Electoral Central y otro contencioso electoral en los juzgados, puede dar lugar a que se retrase la fecha prevista para la constitución del Ayuntamiento, que es el 13 de junio. Los recursos y sus plazos llevarían a constituir la Corporación el 3 de julio.

Si eso ocurriera sería como colocar a la ciudad en un paréntesis o limbo, en un observatorio privilegiado al margen de todas esas incertidumbres que deben resolverse en los próximos días en los ayuntamientos y comunidades autónomas que han celebrado elecciones. Se vería cómo han quedado las cosas en Madrid, en Barcelona, en Sevilla, en Cádiz... Se averiguaría si han cuajado o no esos tripartitos que ahora mismo parecen inevitables por la intención de los partidos de izquierdas de arrebatar el poder municipal al PP, incluso puede que a esas alturas se haya resuelto la investidura de Susana Díaz, en un sentido o en otro, pues el plazo cumple el 5 de julio.

Pero todo esto, claro, es especular, puro cálculo de probabilidades. Por el momento lo que tenemos aquí en Córdoba, como en tantas capitales y municipios españoles, es incertidumbre y primeros movimientos de los actores de la política. El alcalde y aspirante a la reelección, José Antonio Nieto, inicia el lunes una ronda de consultas con el resto de fuerzas que estarán representadas en Capitulares, cortejo que iniciará con el cabeza de lista de Ciudadanos, José Luis Vilches. Ese mismo día, IU reúne a su ejecutiva provincial, también para tratar estos asuntos, si bien el número uno por Córdoba, Pedro García, ya ha dejado dicho durante toda la campaña que su objetivo es desbancar al PP del sillón de la Alcaldía. Al tiempo, Ganemos Córdoba tiene previsto celebrar una asamblea también para enfocar sus pasos. Y la gran rival de Nieto, la socialista Isabel Ambrosio, que ya ha dado el paso de ofrecerse para liderar una alternativa al PP, tiene previsto reunirse con IU, Ganemos y Ciudadanos. Deja fuera de cualquier negociación al PP y a UCOR por considerarlos demasiado alejados de su proyecto, lo que ha motivado que Nieto la califique de "sectaria". Bien empezamos. En realidad, Ambrosio debería reunirse con todos, al igual que Nieto, por respeto a los votantes que han llevado a esos políticos al Consistorio.

El alcalde ha dado por sentado que habrá un pacto de izquierdas. Lo ve inevitable, aunque él sabe, al igual que Ambrosio, que no es tan sencillo. Por parte de IU es muy posible que se superen los grandes escollos y se permita que el PSOE asuma la Alcaldía de Córdoba, un acontecimiento histórico para los socialistas cordobeses, que no han conseguido en todos los años que llevamos de democracia. Pero el acuerdo con Ganemos es más incierto y complejo. La agrupación de electores no está sometida a disciplina de partido y su funcionamiento asambleario resulta aún más inconstante en cuanto a la toma de decisiones. Por otra parte, el PSOE ansía la Alcaldía de Córdoba, pero no está dispuesto a hacerse con ella a cualquier precio. Solo hay que pensar que si Susana Díaz adelantó las elecciones y disolvió su alianza con IU por la "inestabilidad" que suponía un referendo de las bases de IU que todavía no estaba convocado, ¿con qué seguridad va a formar el PSOE un gobierno estable si Ganemos se queda fuera al albur de las decisiones de su asamblea?