Bajo apenas 15 metros cuadrados del complejo monumental Mezquita-Catedral, y solo descendiendo en pequeñísimas partes de esta superficie unos 250 centímetros como máximo, se han encontrado dos enterramientos cristianos, tres fases del pavimento original de la Mezquita (desde Abderramán I hasta, quizá, la ampliación de Abderramán II), 38 monedas que permitirán datar los estratos, restos de cerámica como para «llenar 20 cajas» y evidencias del complejo episcopal tardorromano del siglo VI al VIII, del que la primitiva basílica de San Vicente tan solo sería una pequeña parte.

Así de relevantes son los hallazgos de los que ayer informaron los arqueólogos Daniel Fernández Cabrera y Raimundo Ortiz Urbano, así como el ingeniero del Cabildo Rafael Ortiz Cordero (que documentó la fotoplanimetría) de la intervención en la puerta de la nave 17 durante la excavación para el proyecto conocido como el de segunda puerta, que contempla en principio la sustitución de una de las celosías de Rafael de la Hoz, en el muro Norte de la Mezquita-Catedral, por una puerta con igual diseño.

POLÉMICAS APARTE

El proyecto de la segunda puerta ha estado sometido a polémicas culturales, sociales y hasta políticas, más allá de la cuestión de cómo debe preservarse el patrimonio histórico y monumental en Córdoba. Incluso, llegó a ser objeto de una consulta a la Unesco por parte de la Junta de Andalucía. Sin embargo, los hallazgos difundidos ayer dejaron todos estos debates en un segundo plano.

Así, y aunque aún queda mucho material por analizar y datos por ordenar, el relato de ayer de la intervención arqueológica realizada en la segunda puerta invita a hacer todo un viaje en el tiempo en la historia del monumento y la propia ciudad.

RETROCEDIENDO EN EL TIEMPO

Al respecto, Daniel Fernández detalló cómo se levantó el enlosado de mármol de la intervención de Féliz Hernández en los años 40 del pasado siglo para, apenas retirado 30 centímetros de tierra, encontrar rastros de la importante reforma del siglo XV en la que los cristianos reconstruyeron dos naves y contrafuertes del muro cuyas estructuras se colapsaron. En esta época se constata un primer dato clave: cómo los responsables de la rehabilitación del monumento, dos siglos después de la conquista cristiana, recuperaron el monumento restituyendo la estructura y elementos de la época islámica.

Antes, en torno al siglo XIII, podrían datarse los dos enterramientos cristianos encontrados, con una de las tumbas afectadas por las obras posteriores.

Retrocediendo aún más en el tiempo, la excavación llegó a tres pavimentos superpuestos desde la mezquita original, la de Abderramán I, hasta décadas después, en una fecha aún por confirmar pero que podría estar en torno a la reforma de Abderramán II. El hallazgo confirma que durante el emirato y el califato en aquella Mezquita, la mayor del mundo, los fieles siempre rezaron sobre terrizo.

El pavimento encontrado tiene tanta importancia que impidió seguir excavando en esta zona. Eso sí, la dos tumbas y las reformas del s. XV, que ya habían roto este nivel, permitieron a los científicos adentrarse, tomar muestras y llegar a una capa con restos de dos muros, losas y pavimento, datados entre los siglos VI y VIII y que vienen a confirmar las fuentes documentales de la existencia en la zona de un complejo episcopal, un conjunto de edificios religios0s, administrativos y residenciales, siguiendo la tradición romana, que poco tienen que ver con los conceptos medievales y actuales de catedral o de palacio episcopal.