Las variaciones de una tasación a otra dependen de múltiples factores, por lo que es fácil encontrar grandes fluctuaciones atendiendo a la zona en la que se encuentra la finca y al cultivo que se dedica o a si está en regadío o en secano. Incluso, los tasadores tienen en cuenta aspectos como las variedades de algunos cultivos para valorar el precio de una hectárea. No es lo mismo cinco hectáreas de olivar de variedad picual o arbequina, en producción convencional o ecológica o en secano o regadío. Tampoco es igual el valor que se paga por una hectárea de vid de la variedad Pedro Ximénez y cualquier otra de las que se están plantando ahora. O que una finca de cítricos tenga navelina, salustiana o la nueva mandarina Tango. Por eso es fácil encontrar variaciones en los cítricos en regadío para consumo en fresco, que van desde el precio más alto (37.263) al mínimo (28.849) o que el olivar llegue en secano a 35.486 euros y el más barato se quede en 17.176. El aprovechamiento más asequible es el pastizal, que fluctúa entre 7.038 y 3.842 euros por hectárea.