Según la prestigiosa revista Cosa de críos, para adultos de cinco años, cada vez que dos políticos de distinto partido frustran una iniciativa que es buena para la ciudadanía por intereses partidistas muere un gatito de los que se comparten en las redes sociales. Siempre me he preguntado por qué quienes se dedican a la gestión pública bajo fianza del pueblo son capaces de compartir cañas y gustos por proyectos indiscutibles en otras ciudades e inútiles para llevarlos a cabo en la suya. Ganar espacios para el ciudadano contra el coche merece toda nuestra atención. Por los críos. También me pregunto por qué siempre la terminan pagando los gatos.