Cuando la pesadilla del Prestige aún está lejos de desvanecerse, la alarma por el riesgo de una marea negra irrumpió ayer en la bahía de Algeciras (Cádiz). Unas 1.000 toneladas de fuel permanecen sumergidas tras el naufragio de la gabarra (embarcación de traslado de hidrocarburos) monocasco Spabunker IV a poco más de un kilómetro del puerto y unos 60 metros de profundidad. El accidente provocó la muerte del capitán del minipetrolero, Miguel Roiz Pérez, de 50 años, y el vertido del gasóleo del motor.

La embarcación, con tres tripulantes, había estado cargando fuel de madrugada en la refinería de Cepsa de la localidad de San Roque. Un fuerte e inesperado temporal obligó a dirigir la gabarra al dique de abrigo del puerto de Algeciras por motivos de seguridad. Allí debía esperar órdenes de la compañía sobre el destino de la carga.

LA LANCHA DE RESCATE

El barco, de la flota de Ciresa Bunker, una filial de la naviera Boluda, se hundió en los cuatro kilómetros que separan el pantalán de la refinería del muelle algecireño. Según el director de la armadora, José Manuel Portal, el temporal propició la entrada de agua a través de la maquinaria. A diferencia de petroleros mayores, los motores están en la cubierta principal. La entrada de agua hizo que se hundiera la popa.

Los tres tripulantes saltaron del barco con salvavidas sin llegar a utilizar la lancha de salvamento. El jefe de máquinas, Mohamed Otami, y el marinero José Pérez Casado lograron salvarse. El capitán, con 20 años de experiencia, se agarró a un recipiente para mantenerse a flote, lo que finalmente propició su muerte. El fuerte viento de poniente lo arrastró mar adentro. Su cuerpo sin vida fue localizado unas nueve horas más tarde a 1,3 millas del lugar del siniestro.

El ministro de Fomento, Francisco Alvarez-Cascos, se trasladó de inmediato al puerto de Algeciras para supervisar el plan de emergencia activado en coordinación con los ayuntamientos de la bahía, el Gobierno andaluz y la Capitanía Marítima, dependiente del Ejecutivo central.

Cascos aseguró que el tanque de fuel del Spabunker IV continuaba herméticamente cerrado y que el riesgo de una fuga es "escaso". No obstante, Cascos se apresuró a afirmar que la bahía estaba limpia de combustible. Un grupo de periodistas pudo comprobar a bordo de un barco habilitado por el Gobierno andaluz la existencia de una mancha circular de gasóleo de los motores de la gabarra. El vertido, de aproximadamente un kilómetro de diámetro, se disolvió a lo largo del día.

BUQUE ANTICONTAMINACION

Unos 400 metros de barreras desplegadas inicialmente fueron retiradas a media tarde y el Gobierno envió a la zona un buque inglés anticontaminación, el Sefton Supporter , que se encontraba desplegado en Galicia.

Alvarez-Cascos declaró a la prensa que se ha establecido un periodo de dos días para determinar la manera en que una empresa especializada trasladará el carburante sumergido, dando prioridad a "la seguridad absoluta de que no exista ningún riesgo de contaminación". Entre las opciones posibles se baraja la extracción del fuel in situ , el traslado de todo el barco a puerto y el traslado entre aguas del barco para extraer el fuel a menor profundidad.

CUMPLIA LA NORMATIVA

El titular de Fomento explicó que, a pesar de tratarse de un monocasco, el Spabunker IV no ha incumplido la nueva normativa. Según el ministerio, el decreto aprobado por el Gobierno el pasado diciembre prohíbe el tráfico sólo de los buques de más de 5.000 toneladas, cargados con "petróleos pesados".

El siniestro ha llevado a destacados dirigentes ecologistas de la zona a anunciar, el próximo día 27, una huelga de hambre a bordo de una embarcación situada en el mismo lugar en el que se encuentra el petrolero Vemamagna , anclado en aguas de Gibraltar y contra el que protestó Greenpeace el pasado lunes.