Pasaban las diez de la noche cuando, ante un aforo casi completo, unos cómicos bajaban de un carro muy especial para explicar el suceso que aconteció en el año 1476 en la villa mellariense. Era el estreno de Fuenteovejuna y, desde anoche, sus más de 300 participantes, dirigidos por Ángel Luis Martín, rememorarán su propia historia hasta próximo día 25. Entre estos vecinos estaban la pequeña Daniela Reyes, de tan solo 13 meses, o el agricultor jubilado Manuel Alejandre, quien a sus 74 años participa porque «paso un buen rato» y lo ha hecho en todas las ediciones, desde 1962.

Particular es la presencia de los galgos Capitán y Pirata, que también repiten, y se estrena una hembra de azor finlandés, Diana, que acompaña a su cetrero, José Manuel Alcántara. Sus salidas y las de todo el elenco las marca el equipo que, formado por doce regidoras -dos de ellas dedicadas especialmente a los niños-, coloca los elementos de atrezzo antes del comienzo de la representación. Mientras, se han vestido los personajes y el estudiante de Bachillerato Alberto Valenzuela peina a tres de las actrices, que maquilla Manuela Vergne. Después, y durante la representación, ayudará en los cambios de vestuario, que son aproximadamente quince. Estos trajes los ha cosido, adaptado y mejorado un grupo de once personas. Entre ellas, Mari Ángeles León explica que entre las novedades se encuentran los del cetrero, los cómicos, dos para niños pequeños -que no había-, y las camisas de los hombres, que fueron realizadas en 1992 y se encontraban muy estropeadas. Además, y en cuanto a atrezzo, este equipo ha hecho el palio del rey, las cortinas del nuevo carro, las que decoran el Ayuntamiento y las de los músicos, también sábanas y bolsitas para el mercado. En este apartado, destaca la labor de Loli Alcázar, que ha confeccionado gorros y sombreros nuevos. Junto al director, estas mujeres son las primeras que comienzan a trabajar -lo hicieron en el mes de mayo- y, también como él, son las últimas que terminan, debido a que diariamente cosen las ropas que se rompen en acción.

Y es que en Fuenteovejuna se visten hasta los caballos. Precisamente su regidor, Francisco Manuel Ortiz, explica son ocho los equinos que participan en el montaje y cuatro los nuevos jinetes. Entre ellos destaca el joven Leo Benavente, que ha sido campeón andaluz de Alta Escuela. Ortiz ha destacado que en esta ocasión estos animales han visto incrementada su presencia en el espectáculo.

Desde la segunda semana de julio se han preparado los 24 soldados del actor, director y coreógrafo de combate, Federico Vergne, encargado de diseñar todas las escenas en las que interviene la tropa. Personajes que «han trabajado duro y se han esforzado mucho». Desde el 23 de julio, sus ensayos han sido de tres horas diarias. Ayudado por la también actriz, coreógrafa y profesora Belén Benítez, sus momentos preferidos de la obra son la batalla y la violación de Jacinta, «que es muy importante e impacta bastante».

28 personas han ensayado el baile desde abril. Otra de las novedades de Fuenteovejuna es que la coreografía ha sido diseñada por Rafi García y Rafa Guarnizo, profesores de la escuela Cordobaila. Para ellos, su colaboración «ha supuesto todo un reto, ya que nuestra especialidad son los bailes de salón», por ello, «hemos estudiado los movimientos de la época» y también han debido adaptarse a los actores, «niños, parejas y mujeres que bailan solas», con el objetivo de que el resultado fuera «fácil, dinámico, espectacular y divertido». Bailan, y la mayoría, también canta, la música que tocan en directo los 21 componentes de la banda municipal de música de Fuente Obejuna, que, dirigida por Salvador Balaguer, prepara los temas compuestos por Cristian Cavero desde el mes de julio y lo hacen «a nivel profesional», como interpretan la versión del escritor, poeta y académico Manuel Gahete, todos los personajes de reparto.