Muy chiquitita, como una pequeña flor, nació Carolina, cuando su madre, Paula Sánchez, estaba de solo 29 semanas de embarazo. No era el parto que esta cordobesa de 36 años había imaginado, después de que su primera hija, también llamada Paula (que ahora tiene 5 años) no viniera al mundo hasta las 42 semanas. Desde la mitad de la gestación, el embarazo se le puso cuesta arriba a Paula. «En la semana 20 empecé a manchar. Acudía a las revisiones tanto al hospital de Cruz Roja, como al Reina Sofía. En las ecografías que te hacen de ese tiempo no se apreciaba ninguna situación fuera de lo normal, pero ya pedí la baja en el trabajo y estuve haciendo vida más tranquila en julio y agosto. Pero en septiembre seguía manchando y en el hospital de Cruz Roja observaron que, debido a la presión que ejercía la niña con la cabeza, se me había desprendido un poquito de placenta. Tuve que quedarme ingresada porque sufría una hemorragia muy grande, relató Paula.

«Pero ante la inminencia del parto, ya estando de 29 semanas, me trasladaron al Reina Sofía. Hemos recibido un gran trato por parte de Neonatología. Mi fecha probable de parto era el 30 de noviembre del pasado año, pero mi hija nació el 14 de septiembre y tuvo que quedarse ingresada casi dos meses hasta que completó su maduración y contó con un peso adecuado. «Como la evolución fue muy positiva, el 4 de noviembre, el día de su santo, nuestra pequeña recibió el alta en el hospital. Ha ido todo mejor de lo que podíamos esperar, ya que la doctora María José Párraga, de la Unidad de Neonatología del Reina Sofía, nos expuso todas las complicaciones que podían presentarse, al nacer nuestra hija tan pronto. Y es que Carolina, aunque ahora mismo tiene 10 meses, es como si tuviera 7. La doctora Párraga tuvo siempre un gesto de cariño y de consuelo con nosotros, a pesar de que yo todo este proceso lo he vivido con mucho optimismo. También la fallecida doctora Mercedes Zapatero fue un gran pilar para mí en el hospital de Cruz Roja, durante mi embarazo y también en el Reina Sofía, mientras la niña estuvo ingresada, e incluso después de recibir el alta», resaltó esta madre.

«Quiero también destacar la gran labor del equipo de enfermería, que se vuelca con los niños prematuros y sus familias. Te enseñan a cómo coger a tu hija, cuando es tan pequeñita, cómo alimentarla cuando ya es posible que no sea por una sonda, o a practicar el método canguro (piel con piel). Dentro de lo mal que se pasa, recibes mucho apoyo en el hospital y también es fundamental el de tu familia y amigos. En el Reina Sofía formamos un grupo muy apañado de padres y madres, que estábamos pasando situaciones similares por tener a nuestros hijos ingresados», añadió Paula.