El yacimiento arqueológico de Medina Azahara vivirá antes de que finalice el mes uno de sus momentos más críticos en su camino hacia el título de Patrimonio de la Humanidad, ya que tendrá que pasar un importante examen por parte de la Unesco, que realizará durante tres días un experto de alto prestigio internacional. Cómo se gestiona el yacimiento, el entorno y su protección, y qué respuesta se dan a los problemas que surgen diariamente en más de 2.000 hectáreas de zona protegida serán algunas de las cuestiones que forman parte de la prueba.

Pero antes de llegar hasta aquí, la candidatura de Medina Azahara ha tenido un largo recorrido que comenzó en el año 2014 en Lanzarote. Allí, el Consejo de Patrimonio Histórico Español decidió que la ciudad palatina podía optar al ansiado título de la Unesco. Tras su inclusión en la lista, donde tuvo que permanecer un año antes de seguir con sus aspiraciones al título, en febrero del 2016 se celebró un congreso internacional que reunió a un buen número de expertos en patrimonio mundial, su gestión y difusión, que cerraron filas en torno a Medina Azahara, defendiendo sus valores excepcionales para convertirse en Patrimonio de la Humanidad. En ese congreso también se conoció el dossier de defensa de la candidatura. Elaborado por el arquitecto experto en patrimonio José Ramón Menéndez de Luarca, describe minuciosamente el yacimiento, mostrando especial atención al paisaje y del uso de los recursos naturales. La historia y evolución de la ciudad califal ocupan un amplio apartado del informe, desde su fundación hasta las primeras excavaciones a principios del siglo XX, así como sus distintas etapas de intervención y recuperación y sus planes de protección.

Las medidas de protección necesarias componen otro capítulo del documento, además de propuestas concretas para el desarrollo futuro de Medina Azahara si finalmente formara parte de los bienes protegidos por la Unesco. El informe también refleja la intención de la Junta de Andalucía de redimensionar la gestión del conjunto arqueológico, dotándolo de un nuevo modelo, con formato de patronato, para hacer partícipes de la gestión tanto a grupos de interés como a otras administraciones, lo que le aportaría una mayor autonomía. Por último, en marzo del 2016, la ciudad califal logró el beneplácito del Consejo de Patrimonio Histórico para que el Estado elevara su candidatura a la Unesco en enero del 2017 como la única propuesta española a convertirse en Patrimonio de la Humanidad y ser evaluada en París en el 2018.