Fue el primero en decir que concurría a las primarias. El exministro de Exteriores José Manuel García-Margallo (Madrid, 1944), con mala relación con Santamaría por sus encontronazos en el Gobierno, ya sospechó el día de la moción de censura que podía abrirse la sucesión de Rajoy y avisó de que se presentaría aunque solo fuera para dificultar el triunfo de la exvicepresidenta.

Y así fue. Echó su candidatura a andar con casi el único empuje de hacerlo en contra de Santamaría, aunque poco a poco fue corrigiendo la estrategia y Margallo empezó a llenar de contenido su candidatura. Reclamó un debate entre todos para hablar del futuro del PP, pero no lo consiguió. Hasta ha presentado un plan con 32 medidas para «regenerar» y «refundar» el partido y siete ofertas de pacto de Estado sobre reforma constitucional, demografía y familia, la reforma de la Administración, «cambio económico», regeneración democrática y Europa. Pero ninguno de sus contrincantes ha entrado al trapo, confiados en que no es enemigo a batir.

Como es habitual en él, sin pelos en la lengua, ha advertido de que el PP morirá por «inanición» si los militantes optan por Casado, Cospedal o Santamaría, «dos viudas» y el «hijo adoptivo» del aparato. Cree que apostar por cualquiera de los tres es repetir la «fórmula» que llevó a la moción de censura y a la «desafección» del electorado conservador.