Purificación Martínez tiene 84 años y se quedó viuda hace ocho. Cuando su marido murió, se encerró en sí misma y en casa hasta que alguien la animó a acudir al programa Enrédate de Cruz Roja. «Ya llevo más de tres años y me lo paso fenomenal, allí las niñas que trabajan nos tratan con mucho cariño, que es lo que los mayores necesitamos», explica, mientras relata las actividades que realizan. «Tenemos de todo, manualidades, visitas culturales, charlas de diferentes temas y claro, para una persona como yo que no sé leer ni escribir, eso es algo muy gratificante que me hace más llevadera la semana», comenta. Salvo en los meses de verano, Purificación acude a las instalaciones de Cruz Roja una vez a la semana, los jueves a las 17 horas. «Yo vivo sola, me gusta y estoy acostumbrada, a Cruz Roja voy por mi propio pie, cojo el autobús del 7 y me deja en la misma puerta», explica con desparpajo, «estoy muy ágil y me viene muy bien». En su grupo, solo hay mujeres, con quienes intercambia vivencias y conversación. «Todos los días veo a mis hijos, que vienen a verme muy a menudo, pero también te gusta hablar con otras personas y a veces se forma un grupillo y salimos a tomar café, depende». Antes de formar parte del programa, Purificación apenas salía de casa. Ahora sabe que «no es bueno encerrarse». A ella le basta con esa salida y con acudir de vez en cuando a su centro cívico. «A bailar y eso no voy porque yo no he bailado en mi vida, no voy a empezar ahora...»