Uno de los contados jornaleros de nacionalidad española que toman parte en la recogida de la aceituna en el término municipal de Priego, Juan Manuel Aguilera, forma parte de una cuadrilla, «a la que, gracias a Dios, no nos falta el trabajo». Cuatro meses de recolección en explotaciones de pequeño y mediano tamaño, a los que hay que unir otros dos de tala y otros tantos quitando varetas o haciendo soleras, han asegurado durante la última década a Juan Manuel un empleo estable en el campo, sector al que, como indicaba, «mucha gente está volviendo, sobre todo después de la crisis de la construcción, porque afortunadamente, del campo se puede vivir dignamente, aunque eso sí, trabajando duro».

No pasa por alto Juan Manuel la progresiva desaparición de las mujeres de las cuadrillas, «en parte debido a la gran mecanización, ya que en el campo ahora se trabaja al ritmo que marcan las máquinas, por lo que las tareas a las que antes se dedicaban las mujeres, como la recogida manual o la limpieza en la zaranda ya no se dan». Igualmente, este jornalero con amplia experiencia en otras profesiones, pone especial énfasis en la mayoritaria presencia de temporeros de otras nacionalidades en la comarca, que en la mayoría de los casos, y no precisamente en las mejores condiciones, «vienen a cubrir los puestos que los responsables de las cuadrillas o los dueños de las fincas necesitan para recoger sus aceitunas», algo que hace unos años no era muy habitual y que, como indicaba, «ahora es lo más normal del mundo».