El próximo diciembre el negocio de Ana María Jiménez, La Costurería de Ana, cumplirá su primer aniversario. Después de años trabajando para otras empresas, esta emprendedora decidió capitalizar su paro y apostar por un proyecto propio, en el que arregla prendas de ropa y realiza confección a medida, y está especializada en moda flamenca, un ámbito en el que ofrece trajes exclusivos. Ana María comenta que, al ser autónoma, «estás sola y tienes que hacerlo todo», pero la parte positiva es que «tú te marcas el ritmo, echas infinidad de horas, aunque haces lo que a ti te gusta, tu vocación».

Al igual que otros emprendedores, ha acudido al Centro de Apoyo al Desarrollo Empresarial para recibir asesoramiento. Para comenzar su actividad, tuvo que comprar máquinas e invertir en materiales, y precisa que no ha percibido ninguna ayuda económica. No obstante, tras la apertura, llegaron alegrías como la «buena acogida en el barrio» y la participación en el Salón Internacional de Moda Flamenca, en el Festival Internacional de Piano Guadalquivir en Milán (donde han estado presentes sectores como la moda) o en otros desfiles en La Viñuela y en Mercado Victoria. Como resumen de su experiencia, reconoce que «tienes el sinvivir de que sea rentable, pero no me arrepiento para nada»,