Cuando el río suena, agua lleva. Por supuesto, este refrán, por puro sentido común y un mínimo de sensibilidad, no puede aplicarse cuando se trata de un suceso tan terrible como el de la desaparición de los pequeños Ruth y José Bretón. Sin embargo, conforme ayer pasaban las horas frente a la entrada de la casa del padre de los niños, con un continuo ir y venir de agentes especializados de la Policía, era inevitable pensar en lo peor.

Los vecinos comenzaron a inquietarse sobre las 8 de la mañana, hora en la que ya estaban agentes de la Policía haciendo guardia en el exterior de la finca del padre de José Bretón. Se trata de una parcela de Las Quemadas Altas cuidadosamente cultivada con frutales, con una amplia vivienda en la entrada y que en su día tuvo más de 10.000 metros cuadrados. Pese a una reciente venta, la propiedad del abuelo paterno de los niños aún conserva miles de metros de superficie. Es aquí donde vive José Bretón, el padre de los pequeños, desde su separación de Ruth Ruiz. De hecho, hay vecinos que recordaban ayer cómo hace dos semanas vieron al abuelo, José, paseándose en su motocarro blanco por la zona con sus nietos.

Fue a partir de las 2 de la tarde cuando los vecinos se sorprendieron y alarmaron al ver el despliegue policial en la entrada de la finca y en todo el entorno: un furgón con el Laboratorio de Actuaciones Especiales (LAE) de la Policía Científica, especialistas llegados desde Madrid y Sevilla, entrada y salida de perros de la Unidad Canina, continuo ir y venir de coches Z, el paso esporádico de un helicóptero policial a baja altura... Hasta la Unidad de Subsuelo, que revisó el alcantarillado de la zona. También se vació la piscina y se revisó el pozo y otros espacios de la finca introduciendo barras en el terreno... Diario CORDOBA, incluso, pudo comprobar cómo se acordonaba en el interior de la finca, junto a la vivienda, una zona determinada.

Pasaban las horas y la actividad no decrecía en el exterior. Más bien puede decirse lo contrario a tenor de la presencia de medios de comunicación. El camino de acceso a la finca se vio ocupado por profesionales de trece televisiones, además de unidades móviles de retransmisión vía satélite y dos decenas de periodistas de rotativos, radios y agencias de noticias, todos acompañados de familias de curiosos, en ocasiones familias enteras.

Sin embargo, fueron las filtraciones desde Madrid las que, contrastando con el cerrojazo informativo impuesto en Córdoba, las que más negro pintaban el panorama ante las puertas de la finca de José Bretón. A media tarde, la presunta existencia de una cinta y un cuchillo en el coche de Bretón se señalaba como la causa del minucioso registro. A las 21 horas, TVE afirmaba que se había investigado los restos de una gran hoguera del pasado sábado, en la que se habían encontrado "restos biológicos". Poco después, la edición digital de un periódico nacional daba por sentado que no se iba a encontrar con vida a los pequeños. Sobre las 10 de la noche, Diario CORDOBA pudo conocer por fuentes de la investigación que se había encontrado un arma blanca con restos con el ADN de los dos niños, un objeto también relacionado con el padre.

A las once, la oscuridad se rompió dentro de la finca con el resplandor de focos instalados para seguir investigando a lo largo de toda la noche, una velada que, pese a la luz artificial, se prometía larga y oscura. Tremendamente oscura.