La mayoría de las parejas conoce las contraindicaciones de tener hijos con más de 40 años de edad, pero en los casos que no se ha podido alcanzar el embarazo antes, por mucho que se ha buscado o por que no ha quedado más remedio que retrasarlo por causas diversas, cuando esta gestación se produce, es muy bien recibida, después de tanto tiempo deseándola.

Por otro lado, están esas gestaciones que sorprenden a mucha parejas, pues cuando ya pensaban que no vendrían más niños a su hogar se encuentran con ese embarazo, que en muchos casos no es el primero ni el segundo, como le ocurrió a Encarnación López Dugo, una vecina de Fuente Palmera que después de animarse ella y su marido a tener un tercer hijo, al cual alumbró con 41 años, se encontró que con 43, sin ya haberlo planificado, llegaron dos gemelos, por lo que esta pareja ya tiene cinco vástagos. «Mis hijos se llaman Antonio Jesús, de 13 años; Ángela, de 10; Irene, de 21 meses, y los gemelos, Eloy y Pablo, nacieron el pasado 29 de abril. Con Irene ya éramos familia numerosa y ahora ya lo somos en la categoría especial», apuntó Encarnación.

Esta vecina de Fuente Palmera destacó que «estos dos últimos embarazos han venido en una etapa en la que mi marido y yo nos tomamos las cosas con más serenidad, a pesar de que tenemos momentos de cansancio. Todos mis embarazos han sido buenos, incluso estos últimos después de los 40 años. De los gemelos, que nacieron con 37 semanas, sí que me tuvieron que hacer al final la cesárea».

Organización

«Mi primer hijo nació en el hospital Reina Sofía. Luego, contraté un seguro médico privado y a Ángela e Irene las tuve en el hospital de Cruz Roja. Con los gemelos estuvimos barajando qué centro escoger para el parto y al final decidimos probar en el hospital San Juan de Dios, por la tranquilidad de tener tu propia habitación, como pasa en Cruz Roja, a pesar de que este último embarazo gemelar y el de Irene me lo han llevado en la consulta de alto riesgo del Reina Sofía, por tener más de 40 años en ambas gestaciones, y la asistencia ha sido excelente».

«Nuestra vida pasa ahora por tratar de organizarnos lo mejor posible, aunque a veces se complica porque tenemos hijos que abarcan todas las etapas, desde la más primera infancia a la adolescencia», expuso Encarnación.

Una historia de planificación de la maternidad completamente distinta a la anterior es la de cordobesa Ana Prado Santos, de 41 años. Ana quería tener hijos, pero pasaba el tiempo y el embarazo no llegaba, hasta que un especialista le comunicó que tenía una trompa de Falopio obstruida.

Decidió no perder el tiempo y se sometió en Córdoba a varios tratamientos de reproducción asistida sin éxito e incluso llegó a aparcar su deseo de ser madre, hasta que conoció al que es el padre de su primera hija, también llamada como ella Ana, una pequeña que ha cumplido hace poco 5 meses.

«Tras la mala experiencia de esos tratamientos de reproducción asistida que me había hecho antes, decidimos optar por el centro IVI de Sevilla, que pensamos que nos podía ofrecer mejores resultados, Por mi edad, yo tenía pocos óvulos para poder llevar a cabo una fecundación in vitro. Pero con el tratamiento que me hice salieron adelante dos embriones, que me implantaron. Solo uno de ellos fue el que prosperó y fue creciendo durante nueve meses en mí hasta convertirse en mi pequeña», indicó Ana.

La historia

«Mi hija nació el pasado 3 de marzo de cesárea en el hospital San Juan de Dios. Me encontraba tan dolorida que me dejaron estar más de 3 días ingresada, más tiempo del que me correspondía. Luego, he tenido que acudir más veces por este mismo hospital porque la niña no hacía peso, se quedaba con hambre y la tuvieron que dejar ingresada 4 días. Los pediatras fueron muy atentos durante aquella hospitalización y también cuando voy a Urgencias. Después de aquello ahora Ana se encuentra por encima del percentil y está muy grande», expuso esta madre primeriza.

«A mí siempre me han gustado mucho los niños. Soy maestra de Educación Infantil y las ganas de ser madre siempre estuvieron ahí, aunque, claro, cuando tarda tanto en llegar, cuando no ocurre lo que tanto deseas, se pasa mal. Mi familia es de descendencia corta. Mi madre me tuvo a mí y yo solo he podido tener a mi hija, por eso Ana ha sido recibida con tanta ilusión y estamos muy contentos con ella. Además, siempre se está riendo. Pensé que me iba a cansar más por tenerla en brazos, porque sufro muchos problemas de espalda, pero lo llevo bastante bien», señaló Ana Prado.

«Muchas parejas que tienen problemas de fertilidad no lo cuentan porque parece que es algo malo. Sin embargo, cuando expones tu caso te das cuenta de que son bastantes las personas que han pasado por tu misma situación y no hay que sentir vergüenza por ello, sino intentar encontrar la solución en la medida que se pueda. También es fundamental contar con el apoyo de tu entorno y de tu centro de trabajo, porque cuando te sometes a tratamientos de reproducción asistida tienes que ausentarte bastantes veces y no en todos los empleos te reconocen este derecho», añadió Ana.