El decimotercero marqués de Villaseca, Eduardo Cabrera Muñoz, descendiente de Marina de Villaseca, fundadora en 1483 del convento de Santa Isabel de los Ángeles, ha presentado en el juzgado una demanda contra las monjas clarisas para evitar que el inmueble cerrado desde mayo se convierta en un hotel. El objeto de la denuncia, a la que ha tenido acceso este periódico y que va acompañada de 52 documentos que acreditan los vínculos históricos de la familia con el inmueble en el que se venera los miércoles a San Pancracio y los requerimientos enviados a las monjas, es que el convento sea declarado «fundación» y que el marqués de Villaseca sea su «patrono». Además, el demandante pide que el juez inste a las clarisas a volver a «ocupar el convento para destinarlo a casa perpetua de religión» o «a otros fines benéficos de interés general». Solicita también que fije un plazo para elaborar los estatutos y su inscripción en el Registro de Fundaciones de Andalucía, reservándose, además, el derecho de «entablar las acciones judiciales oportunas» encaminadas «a la recuperación» para la misma de los «bienes muebles e inmuebles indebidamente extraídos de su patrimonio».

El demandante reclama que «se adopten todas las medidas encaminadas a proteger el convento y su patronato, y con ello la historia de Córdoba», y «la voluntad ininterrumpida durante siglos de dotar de bienes concretos» al convento para que «se dedicasen a un fin no lucrativo de interés general, debiendo configurarlo para ello como una fundación benéfica privada», que es la entidad jurídica que consideran más compatible «con su naturaleza y origen» y que «mejor garantiza que se cumpla su finalidad social no mercantil y que se conserve intacto su patrimonio» económico, histórico y cultural. El demandante no admite «bajo ningún concepto» que la congregación «decida marcharse del convento que les fue cedido única y exclusivamente para destinarlo a casa perpetua de oración y que lleva siglos siendo mantenido, reparado e incluso ampliado para ser destinado a ese mismo fin, y además lo vendan con todo su contenido a un tercero con un destino puramente mercantil con ánimo de lucro».

La denuncia recoge que «todos» los bienes inmuebles y muebles (donaciones, contribuciones, obras sufragadas, limosnas, etcétera) «han sido aportaciones de la familia al convento como patronato-fundación, no a la congregación, y siempre adscritos al cumplimiento de sus fines». Por ello, asegura que la modificación de los fines fundacionales «solo puede llevarla a cabo el patronato de la fundación» pero «nunca» las «monjas beneficiarias». Añade que si se considera que los fines originarios han quedado «obsoletos», son imposibles de cumplir por las clarisas y no hay otra congregación dispuesta a ubicarse en el convento, «sería factible» adaptarlos a unos «fines benéficos más compatibles» con la realidad actual (como un centro de día para mayores, enfermos o personas en riesgo de exclusión social).

El marqués de Villaseca se dirigió el 19 de octubre a la madre superiora «tras haber tenido conocimiento de que actualmente están negociando la venta del referido convento a un hotel», según consta en uno de los documentos de la demanda. En la carta, el marqués le pide que se abstenga de «efectuar acto de disposición patrimonial alguno», que «podría implicar, además de incumplimientos civiles con graves consecuencias económicas, un posible ilícito penal de apropiación indebida o de usurpación». Fuentes cercanas a la familia aseguran que ya hay incluso una licencia pedida en Urbanismo para la obra.