El segundo Plan Estratégico de la Universidad de Córdoba viene a establecer una declaración de intenciones que el actual equipo de gobierno pretende que les trascienda. De ahí que, según el rector, tenga un marco temporal de cuatro años y abarque por tanto dos mandatos. Tras cumplir al 95% los objetivos del Plan Estratégico anterior, la UCO se ha dotado de un nuevo instrumento que pretende sea mucho más realista, ágil y eficaz.

Para ello, además de fijar objetivos, ha previsto la creación de un comité de seguimiento que deberá comprobar periódicamente la ejecución de las acciones planteadas y redefinir las estrategias a seguir en función de lo que se vaya haciendo. El plan no viene acompañado de una memoria económica, por lo que nadie en la UCO pudo ayer estimar cuánto costará dibujar el retrato de la universidad del 2020 que el propio plan establece. «El plan marca hacia dónde queremos ir, pero hasta dónde lleguemos dependerá en gran medida de la dotación presupuestaria que recibamos». De ahí que, año a año, la UCO deberá acudir al plan para establecer metas en función de sus recursos. A groso modo, la UCO aspira a «mantener la calidad en la docencia», ser un «referente en investigación» que le permita además la captación de talento y recursos, fomentar la transferencia e investigación y promover valores como el respeto al medio ambiente, la sostenibilidad o la convivencia.

A favor de este plan destaca el hecho de que haya estado muy participado no solo por los grupos de trabajo creados para este fin, sino por la comunidad universitaria en su conjunto, el Consejo Social de la UCO o, por primera vez, por la sociedad en general que ha realizado más de un centenar de aportaciones directas.