Huyen de la guerra y el hambre y sueñan con un futuro mejor. Cientos de menores africanos se embarcan cada día solos en una aventura de supervivencia que les lleva a arriesgar sus vidas y que no siempre tiene final feliz. El año pasado, los 12 centros de atención de menores inmigrantes que tiene la Junta de Andalucía para atender a estos niños no acompañados atendieron a 148 menores (146 niños y solo 2 niñas) procedentes de Marruecos, Guinea, Gambia, Costa de Marfil, Ghana, Camerún, Senegal, Eritrea, Gabón, Mauritania y Argelia. Al cierre del año, quedaban 83 en los centros, 107 tuvieron que irse, la gran mayoría porque había cumplido los 18 años. 66 plazas se quedaron vacantes.

Para estos chicos, obligados a aprender y a madurar muy rápido, alcanzar la mayoría de edad se convierte en un drama que los expulsa del sistema dejándolos a merced de su suerte. Según Córdoba Acoge, la situación de muchos es dramática. «Es necesario dar respuesta a estos menores, muchos de los cuales llegan a los 16 o 17 años y apenas tienen tiempo de aprender bien el idioma y formarse mínimamente para encontrar un puesto de trabajo». La entidad dispone de 7 plazas para menores y 4 más para los que cumplen la mayoría de edad. «Hasta el año pasado, teníamos otro piso para 6 chicos más, pero la financiación procedía del IRPF y la Junta no nos ha renovado», señala la directora, Lucía Pérez, que urge a la administración a aumentar los recursos. «Algunos se van antes a otras provincias donde conocen gente y tienen alguna posibilidad de trabajo, pero otros se ven en la calle o son alojados temporalmente en el albergue municipal, que está saturado». Para la entidad, «la integración real no es posible y el autoempleo no es respuesta para estos chicos».