Un vecino de Palenciana, recién estrenada la democracia, cogió un pico y una pala y arrancó un yugo y unas flechas de cuajo. Con menos virulencia, y mucho más tarde, voló el águila de la oficina de Correos de la calle Cruz Conde y la del antiguo Rectorado, pero en Córdoba persiste aún una placa en la Mezquita-Catedral y la cruz de la Subdelegación, despojada tras la ley del 2007 solo de algunos de los símbolos que exhibía (se mantuvieron las fechas de la guerra en números romanos). "Esa cruz huele a franquismo", afirma rotundo el director general de Memoria Democrática, Luis Naranjo. Las cruces de los caídos, incluida la del monumento más vergonzante para la memoria democrática del país (el Valle de los caídos), son los símbolos que más están tardando en eliminarse. A raíz de la anterior ley, muchos pueblos decidieron respetar las cruces pero despojándolas de las fechas y los listados de muertos del bando nacional que las adornaban. En Montilla, ha sido retirada hace unas semanas la placa de la cruz del Llanete. El alcalde, Federico Cabello de Alba (PP), explicó que la cruz no puede quitarse porque forma parte del entorno de la iglesia de San Agustín (BIC). En Priego se optó por disimular , que no quitar, la cruz en la Fuente del Rey.

Los nombres de fascistas en el nomenclator merecen una reflexión aparte por las reticencias de muchos a prescindir de algo que forma parte del ideario colectivo. Para Naranjo, el problema es que "la democracia no ha hecho suficiente pedagogía" y se mostró a favor de eliminar nombres tan señeros en la capital como el del barrio de Cañero, dedicado al rejoneador que fue "un golpista que participó activamente en el golpe militar y el régimen", o el de la calle José Cruz Conde.

Efectivamente, lo de cambiar los nombres no ha resultado tan sencillo en algunos municipios como Baena, donde se constituyó hace años una comisión, que aún está trabajando, para cambiar cuatro calles. En otros sitios, como Villanueva del Duque, se cambiaron los nombres menos el de una vía, dedicada a los hermanos Carvajal Arrieta, lo que originó una polémica. El equipo local del PP argumentó que no se vulneraba la ley porque los militares fueron nombrados hijos predilectos del pueblo en 1922 por su actuación en la guerra de Africa. Y al final no se quitó. En la provincia, por último, pervive una localidad dedicada a Franco: Bembézar del Caudillo. La pedanía de Hornachuelos no parece decidida a eliminar su apellido. La razón que esgrime es de índole "práctico", ya que la única vez que el pueblo se quedó solo con Bembézar, el lío se originó a nivel postal al coincidir con el del pantano.