Llegó el momento. El PP se enfrenta a uno de los episodios más traumáticos de su historia: se le conocerá como el congreso de Madrid y se celebra entre hoy y mañana en el hotel Madrid Marriott Auditorium. Es el primer cónclave nacional al que los populares llegan sin un dedazo. Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado, que el 5 de julio fueron los dos aspirantes más respaldados por la militancia, se someterán al escrutinio de los compromisarios: 3.082 personas, elegidas por los afiliados, votarán mañana por uno de los dos, dándole la presidencia del partido y la candidatura de las próximas elecciones generales.

La dificultad de realizar estudios demoscópicos entre los delegados conservadores hace imposible citar ninguna cifra que pueda arrojar algo de luz a una final de infarto. El equipo de Casado asegura que se impondrá con el 71% de las papeletas mientras que el de Santamaría afirma que ganará la exvicepresidenta con el 63% de los apoyos.

MENSAJES DE RAJOY / En todo caso, ambos llegan con importantes respaldos de dirigentes del partido, pero ninguno que se revele como determinante. Lo habría sido el del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, que sugirió ayer que no se va a pronunciar, o el de Mariano Rajoy. El exjefe del Ejecutivo prometió neutralidad y la ha mantenido públicamente, aunque algunos políticos que se han mostrado a favor de Casado explican, bajo condición de anonimato, que recibieron un mensaje del expresidente a su móvil mostrando su malestar por haber tomado partido. Tampoco gustó, según esas mismas fuentes, al aún presidente del PP el almuerzo que prepararon ayer en un restaurante de Madrid siete exministros de sus gobiernos para escenificar que están con Casado. No era oficialmente el cierre de campaña, pero lo pareció. El extitular de Industria José Manuel Soria organizó el ágape, una venganza de Santamaría, a la que culpa de su dimisión por los papeles de Panamá.

A la reunión acudieron, además de Soria y Casado, María Dolores de Cospedal, José Manuel García Margallo, Juan Ignacio Zoido, Rafael Catalá, Isabel García Tejerina y Dolors Montserrat. Jorge Fernández Díaz causó baja por razones familiares y José Ignacio Wert y Miguel Arias Cañete no fueron por problemas de agenda. El almuerzo acabó con un comunicado en el que se señalaba que el cartel del diputado «integra a cinco de los seis candidatos» de la primera vuelta, en referencia al apoyo dado a Casado por Cospedal, Margallo, José Ramón García Hernández y Elio Cabanes. «Varios de los que hemos estado, en presencia o espíritu, somos amigos de Rajoy desde hace décadas. Debería tenerlo en cuenta», declaró una de las personas invitadas a dicha comida.

Santamaría contrarrestó el almuerzo con una foto de ella con su equipo comiendo pizzas. En el último día de campaña, la vicepresidenta lamentó que Casado no haya aceptado la «lista de unidad» que ella le ha ofrecido tras ganar la primera vuelta (por solo 1.500 votos). En Onda Cero, la exvicepresidenta advirtió de que, si el diputado vence en esta segunda fase no tendrá «la legitimidad» de los afiliados. Santamaría cree que los compromisarios serán «sensibles» al hecho de que ella fue «la lista más votada» el 5 de julio. A partir del domingo, ambos se han ofrecido a «integrar» al equipo del perdedor, un verbo que parece difícil de conjugar. Ahora falta el capítulo final.