Lo preguntaba ayer una señora guiri de origen británico a juzgar por sus sandalias reforzadas con calcetín al contemplar una de las cruces que estos días pueblan el casco histórico de la ciudad. Según dijo, ella y su marido han recalado en Córdoba este fin de semana procedentes de la costa malagueña por sugerencia de un conocido, pero aún no tenían muy claro qué tipo de fiesta se celebra aquí y ante tal cantidad de cruces, interrogó a un cordobés: «¿Las cruces son por algo sagrado?», a lo que el señor en cuestión le contestó: «Sí claro, en Córdoba, con o sin cruz, la fiesta es sagrada». Y tanto que sí. Las cruces de mayo se celebran en Córdoba desde tiempos de Cruz Conde, en los años 50, cuando las peñas eran las principales artífices. Ahora, son mayoría las hermandades, junto a asociaciones de vecinos y culturales, quienes montan la cruz, con fines ludicofestivos y recaudatorios. Algunos estuvieron la noche del miércoles hasta altas horas de la madrugada preparando el entorno, las más ultimaban detalles en la mañana de ayer para abrir la barra al mediodía. Una, sin embargo, tuvo que iniciar las labores ayer mismo, tras la llamada del Ayuntamiento dando luz verde al montaje. «Me han llamado hoy para decirme que teníamos autorización», explicó Miguel Torronteros, que el día de antes denunciaba en este periódico la negativa municipal. «Nos han pedido un documento certificando la cesión del uso de la vía pública y a partir de ahí hemos empezado, pero no acabaremos hasta medianoche», explicó mientras colocaba las flores en la cruz, situada en la zona de la Avenida de Barcelona. Como la mayoría de las cruces, lucirá el clásico clavel rojo aunque simulará en algunos toques al Cristo de los Faroles, comentó Torronteras, cuyo colectivo participa este año por primera vez en la fiesta. «Estamos muy ilusionados».

Con los cielos encapotados durante toda la jornada y temperatura agradable, más de uno aprovechó que aún no llovía para estrenar las cruces y tomar la cervecita del mediodía en la calle. De ahí que a primera hora de la tarde ya hubiera presencia de público en cruces céntricas como la del Bailío, la multicolor de la hermandad de la Sangre en plaza Cardenal Toledo, la blanca cruz de las Penas, en San Andrés o la también multicolor de la plaza Conde de Priego (Resucitado). Aunque para ver el bullicio hubo que esperar a la noche. cuando la Policía Local se esmeró en la lucha antibotellón, para ver las cruces en su salsa. Lástima que el parte meteorológico de hoy no sea muy halagüeño. 100% de probabilidad de lluvia en Córdoba, según la Aemet. A ver qué pasa. Siempre queda meterse debajo de las carpas, tirar de paraguas y chubasquero o aprovechar para conocer las cruces de recinto cerrado. Todo menos quedarse en casa. Ya saben. La fiesta es sagrada.