Carmen García tiene 65 años. Durante siete, en su juventud, trabajó en la Universidad Laboral, años en los que cotizó, pero que no le sirvieron después para recibir nada a cambio. "Digo yo que a lo mejor me correspondería algo, aunque fuera poco". Viuda desde hace 25 años y madre de cuatro hijos, vive con la paga correspondiente que asciende a 547 euros al mes. "Todavía me acuerdo de cuando había que apañarse con 19.000 pesetas de la época y sacar de donde fuera para pagar la luz, el agua, los muertos, la contribución, la comunidad, el seguro de la casa... Ni me preguntes cómo lo hemos hecho", explica sincera. Ahora que ya es una realidad el retraso de la edad de jubilación a los 67 años, Carmen se muestra escéptica. "Lo que yo digo es que quién va a estar en condiciones de trabajar con tantos años, porque por mucho que se quiera la gente se hace mayor y no está igual que con 20 o con 30, a mí esto me parece una barbaridad", afirma sin rodeos.