El caso de Araceli Peña es uno de esos que no son mayoría aunque resultan sangrantes. Araceli se crió en Córdoba con sus abuelos y su tío, que para ella siempre fue como un padre. Al cumplir cierta edad, se fue a vivir a Cataluña, donde se casó, pero tras separarse regresó a su ciudad natal, donde ha pasado los últimos diez años conviviendo y cuidando de su tío hasta su muerte. Él, que no tuvo hijos, siempre quiso que ella fuera su heredera universal y así lo hizo constar en su testamento. Sin embargo, al no existir vínculo directo entre ambos, ese documento no ha servido de mucho a la hora de equipararla con los derechos que habría tenido de ser su hija y la habría eximido del pago del impuesto de sucesiones. Araceli Peña lleva mucho tiempo en el paro. Sus únicos ingresos vienen de cuidar a personas mayores, un trabajo que le ocupa casi todo el día aunque perciba apenas 500 euros mensuales. La herencia de su tío consistió en 12.000 euros y la casa familiar, ya pagada, en Las Costanillas, que él a su vez heredó de sus padres, y que según la Junta de Andalucía cuesta más de 200.000 euros. El precio se basa en el Catastro porque nadie ha ido a peritar su estado. Lo cierto es que su tío, que al final de su vida sufrió síndrome de Diógenes, fue acumulando todo tipo de enseres que han dejado el inmueble en un estado deplorable.

Con el dinero en metálico que recibió tuvo que pagar la plusvalía de la casa, más de 8.000 euros, y a los peritos privados que han hecho otra valoración. La Junta, dos años después, aún no ha mandado al suyo. Incapaz de pagar los 48.000 euros que se le exigen del impuesto tras una reducción de 7.990 euros, la Junta le ha fraccionado el pago en 16 trimestres, a razón de 2.890 euros cada uno más intereses, lo que asciende el total de la deuda a 53.000 euros. Apenas le quedan ya ahorros. «He puesto a la venta el piso que compré en Tarragona para pagar esta herencia, pero de momento no se vende».

Para Araceli Peña, que entiende que tiene que pagar, la cantidad que se le impone es «abusiva», al igual que las condiciones de pago de la deuda. «Si dos bancos me niegan una hipoteca porque no tengo ingresos, ¿cómo voy a hacer frente a esto?», se pregunta. «No quiero perder la casa en que nací», insiste, «pero ya he agotado lo que tenía y he pedido ayuda para las tres primeras cuotas, no creo que pueda recaudar la siguiente». El interés es muy alto. «La última vez, pagué dos días más tarde y me penalizaron con más de 200 euros de interés, no hay derecho».