Podríamos unirnos al discurso optimista del cambio y decir que el sector agrario ya no tiene miedo a la innovación y a la exportación. El análisis global nos diría que el sector agroalimentario ha vendido al exterior más que nunca. Si miramos a la industria, veríamos que las empresas han incorporado las últimas tecnologías y que han mejorado considerablemente la comercialización de sus producciones. Pero, si entramos en el detalle, veríamos que hay retos históricos que siguen siendo objetivos a cumplir. ¿Por qué exportamos fundamentalmente a granel? ¿Por qué el tamaño de las empresas es tan reducido? o ¿Para qué queremos tantas marcas si no están posicionadas?