El mercado de las fincas rústicas comienza a moverse, aunque todavía lejos de los niveles anteriores a la crisis económica. Las entidades financieras activaron las ventas el pasado año para que un patrimonio que habían "heredado" no lastrase sus balances. ¿Quién lo iba a decir? Huyendo del campo en el que tanto confían millones de personas. Afortunadamente, el verdadero inversor, el que cree en la tierra, está regresando a un sector en el que hay confianza, aunque nada es fácil en un mundo globalizado.