La música es una suerte de memoria. Los pentagramas se posan en el recuerdo como gotas de lluvia en un cristal. Despertando los sentidos, mojando los sentimientos. La música --bueno, también el amor y el dolor-- nos hace sentirnos vivos. Y el almanaque nos trae julio, a golpe de abanico y a ritmo de guitarra. Ocurre desde hace 29 años. En Córdoba. ¿Se han enterado ya? La música es una suerte de memoria y por gustarle le gusta hasta a los camaleones. ¿No se lo creen?