El calor condicionó ayer el desarrollo de la Magna Mariana, un cita que empezó poniendo 25 pasos casi simultáneamente en la calle en plena alerta naranja (el primero salió a las 17.40 horas) y con 41.9ºC a la sombra. Estas altas temperaturas restaron en principio asistencia a la salida de las cortejos, dejando muy lejos las optimistas previsiones de que se alcanzasen los 200.000 participantes y espectadores.

Pero, eso sí, los espacios con sombras para ver pasar las procesiones estaban repletos y el calor no llegó a restar brillantez a la cita. De hecho, en Carrera Oficial todo se desarrolló según lo previsto salvo un ligero retraso acumulado y los 25 cortejos de otras tantas Vírgenes coronadas (18 de ellas procedentes de otros puntos de la provincia y muchas patronas de sus localidades) lucieron con brillantez en un itinerario oficial que, al final, no llegó a completar las 11.500 localidades disponibles.

Cada imagen llevó en Carrera Oficial un cortejo reducido y sin música propia, con una señalada representación de las hermandades y localidades de origen (muchos alcaldes participaron en las procesiones) y haciendo gala del carisma, las costumbres y la estética de cada localidad y mostrando en muchas ocasiones con vivas y cantos la pasión de cada pueblo y ciudad por sus respectivas imágenes.

Sin embargo, el apoteosis cofrade mariano llegaría de madrugada, cuando tras entrar en la Mezquita--Catedral y coincidir todas las imágenes comenzase la salida escalonada de las mismas de retorno a sus iglesias de acogida. Aquí, los devotos ya pudieron sumarse a los cortejos y en ocasiones trasladaron a las calles de Córdoba la misma pasión con la que viven las procesiones y romerías en sus localidades de origen. Así, al cierre de la presente edición aún se alargaban las procesiones de vuelta a los templos seguidas en ocasiones por cientos de devotos.

Pese al retraso que acumuló el paso de la Carrera Oficial y el mayor número de imágenes que procesionaron respecto al Vía Crucis Magno de septiembre del 2013 (25 en vez de 18), la organización logró subsanar errores del pasado evitando aglomeraciones, en buena parte también gracias a la colaboración encontrada en los devotos que, cuando se lo pidieron, se retiraron de la procesión para dejar solo al cortejo oficial.

Ya desde el palco de autoridades, el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, felicitó a los participantes en el Magna Mariana, evento con el que se cierran los actos por el 775 aniversario de la consagración de la Catedral.

La representación del Ayuntamiento de Córdoba en el palco oficial no la ocupó la alcaldesa, Isabel Ambrosio, y delegó en la concejala María José Moros.

'POCAS' LIPOTIMIAS Respecto a las incidencias, y aunque el dispositivo sanitario desplegado por Cruz Roja se tuvo que emplear a fondo, a las 1 de la madrugada, y a pesar del enorme calor de la tarde (más aún para componentes de los cortejos vestidos de traje, con dalmáticas o de costaleros), solo se habían registrado 39 atenciones y tres traslados al hospital, apenas dos menos de las que se realizaron en el Vía Crucis Magno del 2013.

En total, y con 50 especialistas y voluntarios, Cruz Roja habilitó en el entorno de la Carrera Oficial y hasta la zona de Capitulares un amplio despliegue, con una ambulancia de soporte vital avanzado y otra básica en la Cruz del Rastro y otras tres de soporte vital básico en las calles Judería, García Lovera y Ronda de Isasa --junto a la Puerta del Puente--, donde también se situó el centro de coordinación y un vehículo de intervención rápida.

También se instalaron tres carpas asistenciales en el Patio de los Naranjos, Claudio Marcelo y la Puerta del Puente y hubo cinco unidades móviles de voluntariado equipadas, informó Cruz Roja. Capítulo aparte fue el operativo policial, que estuvo formado por más de 410 agentes de la Guardia Civil (en los accesos a la ciudad), Policía Local (en torno a 200 efectivos) y Policía Nacional, además de un helicóptero de vigilancia y una unidad de UIP de intervención llegada para la ocasión desde Sevilla.