La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal (Madrid, 1965), es a la que conocen más todos los militantes. Diez años en la cúpula del PP le dan esa ventaja, que es a la vez su principal obstáculo en un partido que quiere pasar página de una etapa en la que la corrupción le ha ido alejando de los votantes y, como remate, le ha expulsado del Palacio de la Moncloa.

La candidata escogió el eslogan Primero el PP, porque ha intentado sacar brillo a una de las virtudes que casi nadie le niega: la de haber defendido al partido de los escándalos obviando cualquier instinto de autoprotección (lo contrario que hizo, según ha denunciado, Soraya Sáenz de Santamaría). La secretaria general se ha ofrecido ante los militantes como la candidata más completa: en su opinión, tiene la experiencia que le falta a Casado y, además, sabe lo que es «ganar elecciones» (presidió la Junta de Castilla-La Mancha), algo que no ha hecho Santamaría.

Respecto al desafío independentista catalán, ha querido publicitar ahora que el día del referéndum unilateral del 1-O estuvo en Barcelona arropando a la dirección del PP. No lo dio a conocer entonces porque también era ministra de Defensa y se podría haber malinterpretado.

Ya sin ese corsé gubernamental, estrenó la campaña en Barcelona y allí dijo que ella fue una de las defensoras dentro del Gobierno de que el artículo 155 de la Constitución se hubiera empezado a aplicar antes.