La Guardia Civil tiene pruebas de que el crimen de Gabriel no fue improvisado. Pero Ana Julia cometió errores. Uno de ellos, el que ha permitido resolver el caso, cuando movió de sitio el cuerpo del crío. Todo apunta a que lo hizo de forma improvisada, movida por la presión de los investigadores, que, aunque ya habían registrado la finca, para poner a prueba a la mujer, le pidieron las llaves con la excusa de volver a revisarla.

Ni ella supo explicar a los agentes que la interrogaron qué pretendía hacer cuando la detuvieron, con el cadáver de Gabriel en el maletero de su coche, cerca de un párking de Vícar. Los agentes recibieron la información de que Ana Julia tiene un trastero donde guarda un arcón congelador. Los investigadores pensaron que la mujer podría tener planeado dejar allí el cadáver o, dado su pasado como carnicera, que incluso podía haber planeado trocear el cuerpo del niño. Pero en su declaración ella no explicó nada.