"Veo a gente con carreras muy fuertes y que no... No te planteas seguir sacándote más títulos", afirma Rosa Ortega, una maestra de música de 26 años de edad que ha vivido la experiencia de cerca y recuerda "el dineral" de invertir en más formación. Su padre se quedó en el desempleo y "se sacó la carrera de Humanidades, pero no le ha servido", aclara. También tiene amigos con dos titulaciones o máster "y siguen sin trabajar", por lo que en su caso ha continuado aprendiendo inglés y se ha marcado el objetivo de opositar, y ha realizado un curso con el que puede enseñar religión.

Después de tres años impartiendo clases particulares a niños --"y no de música, porque no se demanda mucho", precisa--, este verano se ha quedado sin empleo y la situación le parece "desesperante". Señala que la crisis económica también tiene efectos en este sector y en algunas ocasiones los padres de los alumnos recurren a familiares porque, aunque prefieran a alguien preparado, para ellos se trata de "un gasto importante".

Rosa estudió la diplomatura de Magisterio Musical "por vocación" e hizo un curso en Enna (Sicilia, Italia) gracias a una beca Erasmus. Ante las dificultades que está viviendo en la actualidad, destaca que "mis padres son muy positivos, me dicen que siga esforzándome y también me ayudan muchísimo". Esta joven maestra no contempla la posibilidad de emigrar porque tiene pareja estable, "pero si estuviera sola me habría ido seguro", comenta. En este sentido, apunta con convicción que "aquí no hay nada, tengo muchos compañeros que se han ido fuera y están muy contentos, es la pena de este país".