Los precios del aceite de girasol se controlan desde Rotterdam, mientras que los del aceite de oliva se tratan de fijar desde España, aunque están muy afectados por las producciones de otros países y el control de la distribución. Eso provoca que la cotización del girasol esté relacionada con otro tipo de cultivos industriales y de grasas vegetales, por lo que los productores españolas tienen escaso poder decisorio en los precios. No sucede lo mismo con el aceite de oliva, que está obteniendo precios que superan los umbrales de la rentabilidad tras varias cosechas de producciones afectadas por las bajas precipitaciones o los daños por el calor. Este desequilibrio en los ingresos está provocando un efecto contrario en los dos cultivos. El olivar continúa su expansión en la provincia, convirtiéndose en el más extendido en Córdoba. Incluso, está ocupando terrenos de Campiña que habitualmente se sembraban de girasol o de trigo (que también se está viendo muy perjudicado por la crisis de precios). La superficie dedicada a olivar en la provincia se ha incrementado un 4,3% desde el año 2009, llegando a 350.124 hectáreas, según el Sigpac de 2016. En el caso del girasol, en marzo del 2017 había 41.480 hectáreas, lo que supone un descenso del 13% respecto a la media del 2012 al 2015. Hace dos décadas, en el periodo 1995-1998, la superficie media del cultivo del girasol en Córdoba ascendía a 70.539 hectáreas. Tras el olivar, que se encontraba en 315.000 hectáreas hace dos décadas, se situaba el cultivo del trigo (con una media de 119.340 hectáreas) y después estaba el girasol. Este cultivo ha sido de los que más se han visto afectados por la crisis de precios, pero también por la PAC, que ha incentivado más otras explotaciones como la del olivar. En producción, la media en el periodo 2012-2015 ascendió a 233.289 toneladas de aceite de oliva, mientras que la cosecha de aceite de girasol ascendió a 61.820 toneladas. No hay datos provinciales sobre el consumo de los distintos tipos de aceite. A nivel nacional, según el Informe del Consumo de Alimentación en España en el 2016, el aceite de oliva es el que más se toma en el país, con el 67,2% del total, seguido del girasol, que llega al 25,3%; el de orujo, con el 1,3%, y el 0,1% corresponde a otro tipos de aceites (maíz y de soja). Si se profundiza en el aceite de oliva, el de oliva representa el 39,6% del consumo, por lo que en el segundo lugar estaría el de girasol, con el comentado 25,3%. Después se encuentra el aceite de oliva virgen extra, con el 19,2%, y el oliva virgen, con el 8,3%. Cada español consumió 12,66 litros de aceite, de los que 8,5 fueron de oliva, 3,2 de aceite de girasol, 0,76 fueron otros tipos de aceites de semillas y 0,17 litros correspondió a aceite de orujo. En el caso del aceite de oliva, el de oliva es el más consumido por persona, con 5,02 litros al año, seguido del virgen extra, con 2,4 litros y el virgen, con 1.