Ha llegado septiembre, a punto de comenzar otro curso, y no tienen el carnet de conducir que soñaron a primeros de verano. Resignados, ven que tendrán que compaginar estudios y autoescuela, aunque también comprenden las reivindicaciones de los examinadores por mucho que su huelga haya roto sus planes.

A las puertas de Tráfico, un grupo de alumnos de autoescuela cuenta su experiencia mientras algunos de ellos esperan para examinarse del teórico. «Yo no me apunté a la autoescuela hasta que me dieron seguridad de que podía hacer examen», apunta Arturo Valle, de 18 años. «En mi caso, iba a hacer la prueba a principios de verano y me he tenido que esperar hasta el final», señala Juan Amador, de 17. «El problema es que ahora se nos va a juntar con los estudios, con dos meses de retraso en nuestros planes», se lamenta.

Ellos se han visto perjudicados, pero de sus historias se deduce también el perjuicio para las autoescuelas. «He estado haciendo test en casa, pero no he ido a clases, no me he apuntado hasta tener seguridad», explica Manuel Alfaro, otro joven de 18 años. Y eso que, según las autoescuelas y los examinadores, para las pruebas teóricas no ha habido problemas, ya que las han hecho personal de oficina. Sin embargo, los alumnos también se quejan de cambios de fechas. «Iba a presentarme en junio al teórico y vengo ahora en septiembre. No ha podido ser antes por los problemas que hay», asegura Manuel.

«Tenía pensado tener resuelto el carnet en verano, pero no ha habido forma», lamenta Antonio Luna. A su lado, José Antonio Valverde, otro joven, pero en su caso trabajador, añade que «la movilidad es fundamental durante el curso y el coche es una ayuda, pero no solo es cuestión de que el coche te da vida, es que si no dispones de coche no hay trabajo». «Yo he echado papeles en muchos sitios y si no tienes coche no te cogen», advierte.

Eso sí, los alumnos entienden las reivindicaciones de los examinadores y comprenden su lucha. «Es como cuando los estudiantes pedimos mejoras. Comprendemos que hagan la huelga porque no les dan lo que creen que les corresponde», señala uno de ellos.

Ana Jiménez tampoco culpa del retraso de sus planes a los examinadores, pero sus quejas son mayores. Lo suyo es cuestión de trabajo; necesita el carnet. «Llevo un mes y medio para examinarme del práctico y estoy un poco desesperada. Me hace falta el carnet para trabajar y, además, en la espera, estoy dando más clases de las que pensaba, con lo que también se me está encareciendo».

Paula Gómez es otra de las perjudicadas. En su caso, además, cursa estudios en Sevilla, con lo que no sabe si aparcar la obtención del permiso para las vacaciones de diciembre. «Me cambia los planes, pero creo que no me queda otra». Resignación, al fin.