Un elemento diferenciador de Córdoba, que llama la atención de multitud de turistas cuando callejean por la ciudad, es la presencia habitual de bebederos y fuentes. En concreto, la ciudad cuenta con unos 500 bebederos y en torno a 180 fuentes ornamentales de circuito cerrado, un número muy superior a la media de la mayoría de las ciudades que se agradece especialmente en verano, cuando las altas temperaturas se ven aliviadas en parte por el frescor que deja ese agua y los viandantes tienen la posibilidad de reponer líquidos sin necesidad de hacer gasto. «Ese agua no se puede interpretar como desperdicio por el beneficio que producen y porque las fuentes ornamentales son de circuito cerrado y los bebederos, generalmente, tienen dosificador», señala el subdirector de Emacsa, que aclara que «todas las fuentes son mobiliario urbano que depende del Ayuntamiento». Mucho cuidado con beber de las de agua no potable.