Los trabajadores de la farmacia Concepción, en la calle del mismo nombre, empezaron la jornada de trabajo de ayer llamando al cerrajero. El corte de luz les impedía abrir la puerta, que tuvieron que terminar rompiendo para acceder a su establecimiento. «No es la primera vez que sucede», advertía Carlos Gallardo. En el tramo de Concepción más próximo a la Puerta Gallegos la luz ya no volvió hasta el final de la tarde, provocando molestias a los vecinos que sufrieron las altas temperaturas de ayer sin el alivio del aire acondicionado y con la pérdida de todo lo que tenían en sus congeladores.

Las dependientas de la tienda de moda Pepa Pozo, que observaban desde su puerta cómo trabajaban los técnicos de Endesa, confirman que en los últimos meses se han producido «unos cuatro cortes de luz». Por eso, los vecinos y los comerciantes están viendo la posibilidad de ponerse de acuerdo para hacer una reclamación conjunta a Endesa. «Por lo menos lo nuestro es ropa, que no se estropea, lo peor es la farmacia y los bares», comentaban. Un punto que confirmaban sus vecinos: «Hemos tenido que retirar las vacunas, insulinas y todos los medicamentos que están en frío. Todo eso está perdido y el seguro te paga según vea», decía Carlos Gallardo. En la acera de enfrente, las trabajadoras de la panadería Garnier pasaban calor en su establecimiento, donde no pudieron poner ayer ni un solo café. «Los dulces y helados de las vitrinas se nos han echado a perder. Tampoco nos servirá la masa del pan de mañana y veremos a ver qué se salva de los cuatro congeladores que tenemos», lamentaba una de ellas.

Los trabajadores del Burguer King tampoco pudieron servir sus hamburguesas. De hecho tuvieron cerradas sus puertas a la espera de que la avería se solucionase o empezara a funcionar el generador anunciado por Endesa, algo que ocurrió entrada la tarde. Alicia Moral explicaba que aunque la mercancía se mantuviera bien durante determinadas horas, las pérdidas de las ventas serían ya irrecuperables. El corte de luz afectó tanto a negocios pequeños, como a las cadenas de ropa como Zara, que no pudo abrir hasta cerca de las once de la mañana, cuando volvió la luz a ese tramo de la calle Concepción y al resto del centro afectado, o Bershka, que tuvo que cerrar. En la tienda de Vodafone los trabajadores no perdieron el humor. «Le estamos pidiendo a la encargada que nos dé el día libre, pero dice que hay que estar al pie del cañón por si vienen clientes».