Si se aplica el sabio refranero popular ("Caballo grande, ande o no ande") al mundo de la tele, se comprueba que se cumple a rajatabla: la mayoría de los consumidores tira hacia el televisor más grande. Lo cual no es un capricho, sino la seguridad de gozar al máximo de las imágenes. Por ejemplo, ¿dónde se disfruta más de ‘Juego de Tronos', en un ‘smartphone’ o una tableta, o en una pantalla de ultra alta definición de metro y medio de diámetro?

Y la más que obvia respuesta se vio en la pasada feria electrónica de Berlín (IFA). Este esta gran exhibición anual con lo último en tecnología de consumo, fue el televisor más grande, más barato y, sobre todo, de muy alta definición, la estrella. Los visitantes del IFA ( Internationale Funkausstellung) se agolpaban en los estands de los fabricantes de teles para admirar impresionantes receptores de 77 pulgadas (casi dos metros de diámetro). Y las preguntas de los interesados, profesionales y curiosos, eran siempre las mismas: su precio y cuándo sale a la venta.

La consolidación de la ultra alta definición (UHD), que cuadruplica la calidad de la ya excelente alta definición (HD), parece ser una de las razones de la pasión por lo grande. "La UHD ya se ha consolidado como un estándar establecido y, así, el consumidor ya está bastante seguro de que es una tecnología en la que puede invertir, ya que será compatible en el futuro", explicó en el IFA Paul Gray, de la firma de investigación IHS.

Expectación en el estand de Sharp por un televisor de ultraañta definición presentado en el IFA de Berlín.

"Esta consolidación de la tecnología, unido a la estrategia de los grandes fabricantes de realizar un agresivo ajuste de los precios, es lo que está provocando esta pasión por las grandes pantallas", apuntó Hans-Joachim Kamp, presidente de la GFU, un grupo profesional que coorganiza el IFA. Kamp precisó que, por primera, yano es tanto el tamaño el primer criterio de compra, sino la calidad de resolución que soporta este tamaño.

Kamp señaló que la vida útil de un televisor en un hogar alemán es de unos cincos años, y que el presupuesto habitual que se invierte en estos electrodomésticos es de 800 a 900 euros. Una cantidad respetable, pero que queda lejos de las teles de alta gama, que actualmente están entre los 1.500 y 2.000 euros.

Y dentro de la gama de ‘alto standing’ de los televisores, en el IFA destacaron sobremanera los aparatos con la tecnología OLED, opción para ver las imágenes a través de diodos que ofrece un espectacular contraste, con un negro perfecto y una soberbia nitidez en las escenas en movimiento.

OLED o LCD

Como no podía ser de otra manera, en esta tecnología también hay una guerra soterrada: el gigante del sector, Samsung, no cree en el OLED y mantiene su apuesta por la más conocida y popular tecnología LCD. Según dijo en Berlín el director de Marketing de Samsung, David Lowes, las buenas pantallas LCD logran las mismas sensaciones visuales: desde los faros de los coches que deslumbran, o esa definición en las pequeñas gotas de sangre de un combate de boxeo que parecen que van a salpicar al telespectador. Detalles para tener en cuenta para un tipo muy concreto de espectadores, claro.

En principio, esta guerra entre el LCD y el OLED debería desorientar al consumidor, y castigar las ventas de unos y otros. Pero, curiosamente, lo que está provocando es estimular. Según un estudio de la GFU, el 29% de los televisores vendidos en el primer semestre del 2017 en todo el mundo eran UHD, y la venta de pantalla OLED casi se ha duplicado en el mismo período. Así las cosas, el problema ya no es el continente, sino el contenido.

Y en el IFA se ha comprobado el interés que están mostrando los fabricantes de televisores por los contenidos. Por un lado, Panasonic ha llegado a un acuerdo comercial con la Fox, y Samsung ya está desarrollando aplicaciones para el que considera el formato del futuro: el ‘HDR10 +’. Este formato busca la interacción del televisor conectado a internet (‘smart TV’) con los nuevos contenidos en UHD

"La visualización de producciones audiovisuales por 'streaming' está teniendo un gran impacto entre los consumidores, que cada vez se están distanciando más de la televisión lineal, como es el caso de mi hijo, que ya solo utiliza YouTube y Netflix para ver series, películas y programas, y nunca la televisión convencional (lineal)", explica Paul Gray de IHS.

Eso no significa que se vea menos tele, sino que se ve diferente. Según la GFU, el 60% de los jóvenes de 16 a 39 años ven más televisión que antes. Pero cada vez más grande.