Big data. Este es el secreto del éxito de Netflix. Con la recopilación, procesamiento y análisis de datos masivos, esta plataforma de tele por internet sabe qué ven, en qué momento, dónde y durante cuánto tiempo sus más de ¡110 millones de abonados! en todo el mundo (y más de un millón en España). A partir del meticuloso estudio de los datos que extraen de esta ingente cantidad de información, la empresa estadounidense produce series y películas a medida de su consumidor. Aquí no hay presentimientos, ni olfato humano, sino fríos datos matemáticos. Y así difícilmente se equivocan.

El primer gran ejemplo de este éxito anunciado por la big data fue House of cards. El proyecto de David Fincher se presentó a varias cadenas importantes (HBO, Showtime, AMC...), pero fue Netflix la que, en el 2013, apostó por la historia del maquiavélico presidente de EEUU Frank Underwood. La compró, no porque le gustase la idea a su responsable de contenidos, Ted Sarandos, sino porque sabía que le iba a encantar a sus clientes. Sarandos tenía la big data de los abonados y comprobó que era un producto que encajaba como un guante con el perfil de su audiencia. Y el resto ya es historia (escándalos imprevistos al margen).

Ya lo dicen los que saben de este negocio: la series y películas ya no las idean y aprueban un grupo de ejecutivos en sus despachos, por muy listos y expertos que sean, sino que se diseñan a partir de lo que dicen los datos de cómo se comportan los millones de personas que son susceptibles consumidores de una ficción.

Este control milimétrico de millones de clientes hasta extremos que solo la actual tecnología informática permite también lo utiliza Netflix para potenciar otra de sus principales estrategias: la personalización. Así, sigue mejorando día a día su sistema de recomendaciones al cliente individual. Y lo hace, claro, a partir del todos los datos del tipo de consumo y hábitos de cada uno (uno a uno) de sus abonados, que luego cruza con los parámetros con los que califican a cada producción.

¿Y cuántos parámetros controlan de sus series? Mike Hastings, director de contenido mejorado de Netflix, explica que cada serie o película tiene una media de entre 200 y 300 etiquetas, según el género, el tono, los personajes..., para este ingente labor hay asignados unos 70 trabajadores, 30 de ellas de forma exclusiva y a tiempo completo.

Aunque big data es un secreto mejor guardado que la fórmula de la Coca-Cola, Greg Peters, director de producto de Netflix, y otros directivos de la compañía, descubrieron algunos en las jornadas celebradas el miércoles en Berlín. Allí explicaron que el 60% de las horas de visionado de un usuario medio de Netflix en Europa es a través del televisor, aunque puede utilizar entre tres y cinco pantallas diferentes.

«EXPERIENCIA INMERSIVA» / El Smart TV (televisor con internet) es la pantalla más popular, seguidas de dispositivos de reproducción en red y videoconsolas. Por eso, la apuesta de Netflix es seguir colaborando con fabricantes y proveedores de internet, para ofrecer «la mejor experiencia inmersiva» al cliente, aseguró Richard Smith, responsable de desarrollo tecnológico.

Esta apuesta «inmersiva» se divide en imagen y el sonido. La primera es la ultra alta definición (UHD). Actualmente ofrecen unas 1.200 horas de contenido en 4K (UHD) y más de 200 en HDR (tecnología superior al 4K), aunque prevén que la mayoría de su producción propia del 2018 será en 4K, según Smith. Para el sonido, trabajan con el sistema Atmos de Dolby, tecnología con varios Oscars y que se ha utilizado en películas como Gravity, Whiplash o Mad Max.

Pero la calidad tecnológica solo es la fuerza auxiliar del auténtico pilar de Netflix: la ficción. Así, en este 2017 que acaba, la compañía por streaming ha invertido 6.000 millones de dólares en contenido (propio y adquirido) y ha expuesto en su plataforma 400 series, películas y programas originales. El doble que en el 2016, según apuntó Peters.

Y para en 2018 espera invertir entre 6.000 y 7.000 millones de euros en la producción de contenidos. Y todo, a gusto del consumidor.