La peste es la serie estrella de Movistar+ (disponible desde el pasado 12 de enero). Un peliculón de seis capítulos y de 10 millones de presupuesto que ha puesto bajo los focos a Pablo Molinero (Castellón, 1977), un actor que seguro va a dar mucho que hablar.

-Usted viene del teatro.

-Estudié Filología inglesa, aunque nunca me he dedicado a ello. Mi mundo ha sido el teatro. Vivo en un pueblo de Gerona y allí formo parte de una compañía que se llama Los corderos. Hacemos teatro físico, nosotros lo llamamos bastardo, que está muy relacionado con la danza y las acrobacias. Llevamos 13 años.

-En su currículo hay algún corto y alguna película.

-Terrados, Aquitania. También una serie diaria en Canal 9 y algún telefilme. Nada de la envergadura de La peste.

-Eva Leira y Yolanda Serrano, dos de las directoras de ‘casting’ más importantes de España, le localizan y le fichan.

-Qué mujeres tan valientes. Fueron ellas las que vinieron a buscarme. Tiempo atrás hice una prueba con ellas para un papel que no salió. Me volvieron a llamar para La peste. Hice unas pruebas nada fáciles. Hasta que Alberto Rodríguez (el director) no lo aprobó no estuve dentro. Pero la apuesta fue de ellas.

-¿’La peste’ marcará un antes y un después en la pequeña pantalla española?

-No soy el más indicado para contestar, es algo que corresponde a los críticos. Pero es verdad que tiene una factura diferente. Lo notas solo con ver el tráiler. El vestuario, la luz, los decorados, el maquillaje... Menudo empaque. Hemos intentado hacer algo con ambición de cine.

-¿Qué ha aprendido de Alberto Rodríguez?

-Me pedía mucha contención, pero con enjundia. Yo vengo del teatro físico, algo muy expresivo. Y él me pedía mesura hasta en los gestos. Ha sido una clase magistral constante. Los ensayos fueron duros hasta que encontré el tono. No estaba acostumbrado a eso, me sentía como en un laboratorio. Cuando di en el clavo, entendí esa famosa expresión de menos es más.

-Su personaje dice mucho con sus silencios. ¿Cómo lo define?

-Como alguien que no encuentra su lugar en el mundo.

-Un tipo noble.

-Con buen fondo y principios honestos. Deja el Ejército y se acerca al mundo de las artes. Por eso tiene una imprenta. No traiciona nunca a sus amigos. Vuelve a Sevilla a rescatar al hijo bastardo de su mejor amigo. Su mente inquieta le convierte en un buen investigador, pero, por dentro, sufre cierto infierno espiritual que le hace, por ejemplo, cuestionarse la figura de Dios.

-Eva Leira y Yolanda Serrano son las responsables de grandes descubrimientos, como los actores Dani Rovira, Quim Gutiérrez y María Valverde. ¿Se ve entrando en esa liga?

-El futuro está por escribir. Vitalmente estoy en un momento de cambio. Acabo de ser padre.

-Enhorabuena.

-Gracias. La niña nació durante el rodaje y ya tiene nueve meses. Estoy abierto a lo que pase. Siempre me ha gustado el mundo audiovisual, aunque mi energía siempre ha sido para el teatro. La peste es un golpe de suerte y quizá me surjan oportunidades para más proyectos. Pero, vamos, no voy a cambiar mi vida.

-Es la primera vez que la prensa le entrevista.

-Sí, supongo que con el tiempo aprenderé a llevar esto. Estoy nervioso porque no sé si estoy contestando lo que los periodistas me piden o si mis respuestas tienen gancho. Ya cogeré experiencia con el tiempo.

-Véndame ‘La peste’.

-Es un peliculón. Es una serie arriesgada, de calidad y con un nivel de exigencia bárbaro. Hasta el último detalle está mimado. Estamos en el siglo XVI, pero el foco lo hemos puesto no en las aventuras palaciegas, sino en la gente de la calle.

-¿Habrá una segunda temporada de la serie?

-Hay cosas habladas, pero depende de cómo vaya y de si Movistar decide hacerla.