Tras conseguir el mejor registro de audiencia en los últimos ocho años con su especial de Nochevieja, José Mota regresa los viernes a TVE cargado de nuevos personajes que se harán tan populares como siempre.

-En esta temporada todos los personajes son nuevos. ¿Había tanta necesidad de renovar el programa?

-En mí, sí, porque yo soy una persona bastante inconformista y culo inquieto. Necesito sentir aire fresco cada cierto tiempo. Es verdad que ha habido algunos personajes que me han acompañado muchísimos años, como Blasa o el Tío de la Vara. Es curioso, porque este último funcionó francamente bien y lo tuve solo tres temporadas. Lo maté. Me decían que estaba loco. Como yo no sé en qué momento acabar con los personajes, lo que no quiero es que los personajes acaben conmigo.

-Pero al formato le venía bien…

-Es verdad que el formato humorístico en general está pasando una cierta crisis y no hay nada a nivel nacional. No corren los mejores tiempos televisivos para programas de humor. Creo que todo es cíclico.

-¿Cómo es ese nuevo personaje llamado Jacintus XL, para quien la redes no tienen secretos?

-Es un youtuber, como los que tienen ahora tanta presencia social y tanto peso. Me apetecía retratar esa realidad social. Me daba mucho juego humorístico enfrentar dos mundos encontrados y contar cómo un señor en un pueblo pequeñito se hace un influencer. Se crea su micro o macromundo con la gente que le sigue.

-Llama la atención otro de sus personajes, Tony Folledo. ¿Ha copiado el apellido de aquel famoso boxeador de los años 60 que se llamaba Luis Folledo?

-No. Estuvimos mirando nombres y fonéticamente me hacía gracia. Me ha hecho disfrutar mucho este personaje, aunque no he tenido todo el tiempo que hubiese querido para poder recrearme y desarrollarlo bien. Me parece un friki y un vanguardista del humor. Es un personaje estrambótico al que no se le entendió en España.

-¿Hay algún tema del que no se atreva a reírse?

-A mí no me gustan las prohibiciones en nada. Los límites se los debe establecer uno mismo. Yo los tengo, pero voluntarios. No me gusta hacer humor donde hay mucho dolor de los demás. Me gusta sentir que cada vez que alguien crea un chiste, aunque la primera capa parezca maliciosa, la gente sienta que el mundo es un grano de arena mejor. Como dice Luis Piedrahita, el humor debe ser un arma de construcción masiva.

-¿Por qué cree que TVE es la única cadena que parece apostar por el humor en el horario de mayor audiencia?

-No lo sé. Cualquier defensa que haga yo en ese sentido puede interpretarse como una autoalabanza. Quizá TVE entiende que es una cadena de servicio público y que mi trabajo es el adecuado.

-¿No teme que ese idilio con TVE se pueda romper cuando cambie el equipo directivo de la cadena estatal dentro de unos meses?

-A mí no me tiene que afectar en principio ese cambio. Históricamente he venido trabajando con el PSOE y con el PP indistintamente. No me preocupa. De lo que debo preocuparme es de que mi trabajo salga lo mejor posible. Es verdad que el nicho de audiencia para programas de humor es cada vez menor. En la tarta, los grandes transatlánticos se reparten todo y ahí te queda tu pedacito. Ahora hay más propuestas de canales como Clan TV o Disney Channel. Muchos niños podían seguir antes propuestas como la mía, pero ahora todo se ha movido mucho. Soy consciente de que en este momento la lucha por la audiencia es muy difícil para un formato como este.

-¿En qué proyectos anda metido?

-Son de ficción. En series y en una película. No puedo adelantar nada porque es demasiado pronto pero estoy muy contento. Acabo de terminar la primera versión del guión. También estamos preparando una gira teatral por España Florentino Fernández, Santiago Segura y yo. La obra se llama El sentido del humor.