Joe Mantegna (Chicago, 1947) celebra este año una década de su primera aparición en un episodio de 'Mentes criminales', allá por octubre del 2007. Hablamos de la tercera temporada. Ahora Cuatro emite, cada jueves, los episodios de la 12ª. Pero él no se ha cansado de su personaje, el investigador del FBI David Rossi. En realidad, se siente afortunado por poder seguir cultivando una vocación que sintió desde muy pronto. Además, en la serie también ha podido desempeñar su faceta de actor, ya que ha dirigido cinco de los capítulos. Este jueves, 30, Cuatro emite uno de ellos: 'Mirror image'.

Este año celebramos el 10º aniversario de su primera aparición en Mentes criminales. ¿Pensaba usted que esto iba a ir para tan largo? Sabía, por haberla visto, que era una buena serie, con buenos actores, buenos guiones… Deseas secretamente que vaya para largo, pero en esta industria nadie sabe nada. He tenido suerte.

¿Andaba entonces en busca de un trabajo estable cuando aceptó el personaje? La verdad es que era justo lo que quería. Desde los años 70, había tenido una carrera muy rica y variada en teatro, cine, televisión… Esa vida está muy bien, pero también desorienta. Tenia una familia y unos hijos a los que atender. Participar en la serie me permitía eso: pasar más tiempo con mis seres queridos.

En apariencia, fue usted mismo quien convirtió a su personaje en italoamericano, en este caso uno en el lado correcto de la ley… ¡Por equilibrar un poco las cosas! Yo soy feliz haciendo toda clase de personajes, y no he tenido ningún problema en hacer de italoamericanos dudosos en El Padrino 3 e incluso en 'Los Simpson' [Mantegna hacía la voz de Tony, el Gordo, líder de la mafia de Springfield]. Pero a veces también te duele que ese estereotipo tenga tanto peso. Siempre que puedo, trato de mostrar el reverso. Nuestro consejero técnico, Jim Clemente, también es italoamericano y está orgulloso de que diéramos esos orígenes a Rossi.

¿Cómo lo hace para seguir interesado por su personaje 10 años después? Me gusta lo que hago. Si te gusta lo que haces, en realidad no trabajas un solo día de tu vida. Hago esto de manera profesional desde 1969, y todavía no me he cansado, no he llegado a ese punto de preguntarme qué estoy haciendo. Disfruto yendo a trabajar cada día. Si no llega a ser por este trabajo, no habría pasado unos días deliciosos en el 2000 rodando en España [la película 'Desafinado', de Manuel Gómez Pereira] y conociendo cada esquina de Madrid. Este trabajo solo me ha dado alegrías.

Cuando entró en 'Mentes criminales', ya era un gran conocedor del medio televisivo. De hecho, uno de sus primeros papeles importantes fue en la telecomedia Enredo, a principios de los 80… Sí, rodé los que acabaron siendo los últimos capítulos de la serie. Es una pena que no durase más. Yo habría estado ahí el tiempo que hubiera hecho falta. Esa serie me permitió conocer a Billy Crystal, quien, años después, me fichó para su película 'Olvídate de París'.

Cuando se piensa en Mantegna, se piensa en un rostro serio, pero ha hecho bastante comedia. Sobre todo al principio. Trabajar con David Mamet cambió todo: desde entonces se me asoció con personajes más oscuros y amorales. Pero, a pesar de todo, aún pude desarrollar esa faceta en algún que otro filme, como, por ejemplo, ¡El peque se va de marcha'.

Hablando de Mamet, ¿llegaría al punto de decir que le debe su carrera? Es posible, aunque creo que el beneficio ha sido mutuo. Él también se hizo famoso a mi lado. No sé qué vio en mí exactamente, pero algo vio. Me siento afortunado por ello. La relación que se estableció es parecida a la que tuvieron Martin Scorsese y Robert De Niro. Es un caso parecido.

¿Todavía son amigos? Bastante. Muy amigos. Tampoco es que nos llamemos cada día, pero dos verdaderos amigos no necesitan hacer eso para saber que se tienen el uno al otro.

Volviendo a sus series, aquí también le pudimos ver en la curiosa Joan de Arcadia, en la que hacía del padre de la heroína, una adolescente que habla con Dios. Me encanta esa serie. Yo mismo participé en el desarrollo y en el fichaje de los otros actores. La idea era potente. Era una serie con un buen mensaje, pero no sermoneaba; era más sutil que eso.

También para televisión hizo la película Elvis, a las órdenes de John Carpenter y con Kurt Russell como Rey del Rock. Usted era Joe Esposito, el director de las giras. Aprendí mucho haciendo aquel proyecto. Yo siempre había hecho teatro, mientras que Russell siempre había hecho cine, y un día fue a verme a una obra y le pareció una idea terrorífica. «¿Cómo te puedes aprender todo eso?», me dijo. «No se puede repetir, ni volver atrás… No sé cómo lo haces». Pero él mismo acabó haciendo una obra poco después. Y, además, de maravilla.

¿Qué aprendió con Woody Allen trabajando en 'Alice y Celebrity'? Solo puedo decir cosas buenas. Es un privilegio haber estado en dos filmes de Woody Allen. Para mí es lo más cercano que hemos tenido a Federico Fellini en EEUU. Lo mismo que ha hecho Fellini con la vida italiana y romana, lo ha hecho él con la vida de EEUU y neoyorquina.

¿De en qué otros proyectos está contento de haber estado? Algunas de las cosas que haces, tristemente, no llegan a tener mucha repercusión. Es el caso de 'Jerry y Tom', una película que rodé con Sam Rockwell, Ted Danson y William H. Macy. Tampoco 'La casa del juego' fue un gran éxito en su día, pero después tuvo más vida. Me gusta 'En busca de Bobby Fischer'... Y también disfruté haciendo de Dean Martin en 'El clan Sinatra'. Básicamente, porque 'Dino era mi ídolo'.

¿Qué es lo siguiente para usted? Ni idea, no suelo planear nada con mucha antelación. Además de 'Mentes criminales', tengo 'Gun stories', una serie sobre la importancia histórica de tipos de armas de fuego. Esa serie es un poco mi 'hobby.

Y como espectador, ¿qué series de ficción ve? Lo que veo son deportes, documentales de cocina... Casi nunca series dramáticas. Me gusta ver algunas reposiciones: me sé de memoria todos los capítulos de 'Seinfeld'. Disfruto del proceso bastante más que del resultado.